Eugenio Cuttica pasó por el Ojo del Arte, en Radio Metro, y se refirió a las críticas recibidas por la edad de la cadete que contrató: “El arte no tiene edad. Además esta chica no es ninguna menor, tiene 18 años, es maravillosa, increíble y muy talentosa”.

Además, se lamentó porque “uno estaba ofreciendo un puesto de trabajo en algo de lo que le gusta a una chica que estudia y donde puede evolucionar de lo que le apasiona”, mientras que agregó: “Yo necesitaba a alguien que termine los cuadros y los entregue perfectos porque yo al ser un hombre y medir un metro noventa me cuesta la última terminación. Es muy extraño cómo funciona la máquina de impedir en la Argentina en el último tiempo”.

En el último tiempo, Cuttica había recibido críticas en las redes sociales por un aviso en el que buscaba a una asistente de entre 16 a 18 años: “Es lo que necesito porque la gente va evolucionando y tiene distintas habilidades a medida que pasan los años”, explicó. Y continuó: “Mucha gente me escribió diciendo que estaba prohibido y mentían porque sí se puede tomar a una aprendiz como hice yo y tanta gente también, con permiso de los padres”.

Para cerrar el tema, añadió: “Lo hicieron ver como si el trabajo fuese algo pecaminoso y pervertido”.

Por otra parte, Cuttica, quien llegó a Nueva York desde Buenos Aires, explicó que La Gran Manzana es su lugar de residencia permanente: “Estoy viviendo una sensación de hogar después de bastante tiempo”.

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También contó que “acabamos de inaugurar la galería Enso entre San Isidro y San Fernando. Es un galpón acondicionado para la galería de arte, donde iniciamos una exposición hace un mes y medio aproximadamente y vamos a hacer presentaciones de artistas argentinos. La idea es hacer un nuevo centro de talleres de artistas en San Fernando”.

Sobre la recepción de Enso, Cuttica destacó que “ha ido una gran cantidad de gente a mi inauguración”.

“En general hago un arte a propósito, tratando de desintelectualizarlo aunque tiene una posición detrás”, comentó con respecto a su arte, y siguió: “Sigo desarrollando el ícono de la niña sobre la silla, que es uno que me reconoce y también a pedido de la gente trato de variar lo máximo que puedo porque no quiero ser un artista de un mismo cuadro”.

Además, se animó a comparar su figura de la niña con los diversos contextos de la Argentina: “Es un ícono que se ha encontrado con la realidad argentina porque la vengo haciendo hace 20 años y se adelantó a lo que estamos viviendo hoy en día. En realidad representa un homenaje a la feminidad verdadera y al movimiento que están haciendo las mujeres”.

Y concluyó: “Cuando empecé a hacerla no se entendía muy bien, pero como que la realidad actual fue hacia esa intención”.