La semana pasada tuvo lugar un hecho trascendental desde varios puntos de vista. En términos de historia y tradición, luego de 121 años dejó de funcionar el emblemático Mercado de Hacienda de Liniers, emplazado más precisamente en el barrio porteño de Mataderos. A partir de esta semana la operatoria de compra y venta de ganado en pie se realizará en el nuevo Mercado Agroganadero (MAG) de Cañuelas.

Esta noticia caló muy hondo en los sentimientos de muchos hombre y mujeres tanto del campo, ligados a la actividad ganadera, como del mismísimo barrio de Mataderos, que debe gran parte de su identidad a esta actividad.

Pero por otro lado este mismo hecho significa un punto de inflexión en otra historia, que cada tanto vuelve a los titulares de los diarios, pero que por lo general pasa inadvertida para la mayoría. El final de la actividad del Mercado de Liniers en Mataderos implica el fin de la contaminación de uno de los afluentes del Riachuelo más importantes, el arroyo Cildañez.

Y para quienes estamos involucrados no solo en la problemática ambiental sino en la cuestión pública, procurando brindar las mejores condiciones de vida hoy, pero pensando seriamente en el futuro, esta noticia es más que alentadora.

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Con la mudanza definitiva se está solucionando una de las mayores fuentes de contaminación orgánica que tiene la Cuenca. El Mercado de Liniers no tenía tratamiento de efluentes líquidos adecuado y, por ende, era uno de los agentes contaminantes más importantes, ya que vertía una gran cantidad de desechos orgánicos a las aguas del arroyo Cildañez.

Cabe recordar, en este punto, que la mayoría de la contaminación de la Cuenca es de origen orgánico, es decir desechos cloacales sin tratamiento que llegan en forma directa al Riachuelo o a alguno de sus afluentes. En este caso, lo que sucedía era que gran parte de los excrementos de los animales que entraban al Mercado eran arrastrados, tanto por la lluvia como por el lavado de los corrales hacia los desagües pluviales que derivaban en forma directa al arroyo Cildañez, y llegaban finalmente al Riachuelo.

En el nuevo Mercado Agroganadero de Cañuelas funcionará un sistema de tratamiento de efluentes que permitirá una reducción de la carga orgánica que se vierta como consecuencia de la actividad.

Además, los remates se realizarán bajo techo, con lo cual las inclemencias del tiempo no serán un obstáculo para la correcta disposición de los desechos que se generen, a la vez que se comenzará a implementar un tratamiento del estiércol en seco, una novedad tecnológica que comenzará a aplicarse en Cañuelas.

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Todo esto hace que la operatoria sea sustentable y que tenga las condiciones necesarias para poder cumplir con la normativa que exige ACUMAR.

Desde el organismo hemos venido acompañando todo este proceso de traslado, verificando que se cumplan todas las condiciones ambientales, que la planta de tratamiento cumpla con los requisitos de la nueva normativa, así como la mejora de la hacienda que allí se va a comercializar.

Para controlar los niveles ambientales de los efluentes, desde ACUMAR venimos haciendo un monitoreo del estado del arroyo Cañuelas, una línea de base de la condición del agua del arroyo y a partir de que la planta empiece a funcionar, se podrá tener un control para que las condiciones no se vean impactadas negativamente por las nuevas instalaciones.

Este proyecto demuestra que es posible encontrar, a través de esfuerzos articulados, soluciones integrales que permitan producir de manera amigable con el ambiente.

En ACUMAR trabajamos diariamente por una Cuenca que proteja su biodiversidad y la calidad de sus suelos, arroyos, ríos y aire, tanto como por una Cuenca que contemple el rol decisivo de la generación de empleo en la calidad de vida de su población.

(* - Daniel Larrache es el director Ejecutivo de Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo -ACUMAR-).