El pueblo “fantasma” de Buenos Aires que se quedó sin habitantes y se volvió un atractivo turístico
Está en el partido de Puán y creció exponencialmente con la llegada del ferrocarril, pero ya no vive nadie allí. Qué se puede visitar.
La provincia de Buenos Aires tiene un sinfín de pueblos para visitar y uno de ellos en el último tiempo se volvió “fantasma”, porque perdió a los últimos dos pobladores que vivían allí: se trata de Estela, que está en el partido de Puán y en su momento se desarrolló por la llegada del Ferrocarril Roca y el impulso de la actividad agrícola-ganadera.
Estela está ubicado a 665 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y es una gran planicie ondulada con un clima semiárido. Registró su pico demográfico antes de que que en los años ´90 se cerrara el ramal de trenes que circulaba por allí: en ese momento vivían unas 100 personas, pero el descenso de la población se apreció rápidamente: el censo de 2001 marcó que solamente 25 habitantes quedaban en la zona y el de 2010 solamente dos.
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Se trata de Jorge Fajardo y María Celia Romero, un matrimonio que se instaló en la zona cuando sus hijos tenían 6 y 12 años y que llegó a apreciar los tiempos de bonanza cuando había una comisaría, una escuela, un almacén y una fabrica de harinas, pero que con el paso de tiempo fue viendo como las callejuelas de polvo y piedra de este “pueblo blanco” se fueron quedando sin gente.
Esta pareja decidió irse de Estela en 2022, luego de 31 años de haber habitado una casa de la zona y porque sus hijos decidieron tomar “otros rumbos”, por lo que ya nada los ataba a este lugar. Con su marcha el pueblo se ganó definitivamente su rótulo de “fantasma” y se quedó sin habitantes.
“Había gente en las calles, pasaban los trenes de carga y el molino funcionaba. Yo incluso había puesto un almacén que trabajaba bien y no se veía la miseria que hoy se sufre. Todavía suelen concurrir algunas personas que lamentan cómo se ha desmantelado el ferrocarril”, explicó en su momento María Celia Romero.
Hoy solamente queda el paraje desolado de este pueblo que vio cómo se fue apagando su luz a partir del cierre del ferrocarril y las personas lo visitan pueden apreciar la casa que habitó la última pareja que vivió allí, los silos y los vestigios del entorno rural que los rodean.