Por primera vez la calle invadió la sala de audiencias. No fue casual, sino que cuando Lucas Pertossi y Blas Cinalli se decidieron a prestar declaración indagatoria, por las ventanas de la sala ingresó el ruido desde afuera: “justicia, justicia” y “asesinos”.

La gente que se agrupó en reclamo de “perpetua” se hizo escuchar ya desde el momento en que Pertossi se decidió a hablar por segunda vez y en la última jornada de recepción de testigos. Antes de su indagatoria, hubo un cuarto intermedio de 15 minutos y los familiares y el público aprovechó para ir al baño. A su regreso, ese acusado se levantó de su lugar y se sentó frente al Tribunal para hablar.

El grito de afuera se hizo más fuerte en ese momento, no pasó desapercibido para nadie. La familia de los acusados también lo notaron, y fue la mamá de uno de los acusados que se quebró. Se tomó la cara y no paró de llorar desde que empezó a declarar Lucas Pertossi y luego le siguiera Blas Cinalli.

Los familiares de los acusados se mostraron incómodos, nerviosos. Otros de ellos agacharon la cabeza.

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Ahí el grito se intensificó, desde afuera vociferaban el nombre de cada uno de los rugbiers seguido de “asesino”. Por momentos, se colaba el ruido desde afuera con la declaración que daban los acusados que se les escuchaba gracias al uso de un micrófono. 

La situación dentro de la sala recién se descomprimió cuando finalizaron las declaraciones de los rugbiers y el Tribunal informó que los alegatos de la semana próxima.

Pero para los familiares de los rugbiers siguió siendo una odisea a tal punto que la preocupación pasaba por cómo se iban a ir de Tribunales, si por la puerta principal como lo venían haciendo desde el primer día o por una alternativa ubicada atrás del edificio. Finalmente optaron por retirarse por delante aunque cercados por un cordón policial.