La Cámara Federal confirmó el archivo por inexistencia de delito de una acusación contra el camarista laboral Gabriel De Vedia por presunto “tráfico de influencias”, en una causa en la que un bombero policía de la Ciudad fue condenado a prisión perpetua por un caso de supuesto gatillo fácil.

El hecho ocurrió el 15 de julio de 2017 en las inmediaciones de la Villa 21-24, del barrio porteño de Barracas, cuando el adolescente Cristian "Paragüita" Toledo murió por las balas disparadas por Adrián Otero, hoy preso en la cárcel de Marcos Paz.

Toledo volvía de bailar con dos amigos y, según quedó establecido en el juicio oral, tras una discusión el bombero de la Policía los persiguió y disparó, causando la muerte de la víctima por un impacto en el pecho.

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El condenado Otero sostuvo en su defensa que había repelido un intento de agresión, pero el tribunal descreyó de su versión y lo condenó a perpetua por “homicidio agravado por haber sido cometido con arma de fuego y abusando de su función como miembro integrante de una fuerza de seguridad”.

Otero inició entonces una causa penal contra De Vedia, quien por entonces era fiscal del fuero de la Seguridad Social, porque sostuvo que por su influencia y por la presencia en la villa de su hermano,  el sacerdote Lorenzo “Toto” De Vedia, lo incriminaron por un delito que no había cometido.

El condenado relató que “se encontraba conduciendo su auto por la Avenida Vélez Sársfield cuando se le aproximó otro, del que descendió una persona que comenzó a golpearle el parabrisas. En ese momento aceleró para alejarse de la escena y fue perseguido por el vehículo mencionado y, ante esa circunstancia, se defendió disparando con su arma, al bulto”.

El caso tiene sorprendentes similitudes con el crimen de Lucas González, pues ocurrió en el mismo barrio, los acompañantes de la víctima fueron inicialmente detenidos y el bombero policía fue considerado víctima de un accionar delictivo que luego se reveló falso.

Otero sostuvo que “durante esa misma jornada y a partir de la intromisión del Dr. De Vedia (hermano del párroco Toto De Vedia, quien conocía a los agresores y se comunicó, desde la comisaría, con su familiar para avisarle que había sucedido un caso de ‘gatillo fácil’, la justicia modificó la situación procesal de los involucrados, él quedó detenido, y los dos jóvenes fueron liberados”.

La Cámara Federal, con las firmas de los jueces Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi, avaló la decisión del juez federal Sebastián Ramos, quien archivó la causa por inexistencia de delito.

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“La imputación –arguyeron- adolece de aptitud y entidad suficiente para configurar los tipos penales -tráfico de influencia, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad- apuntados en el petitorio”.

“Pareciera que el reclamo busca constituirse en una vía alternativa o elíptica para objetar temas que corresponden a otro pleito, y que son ajenos al conocimiento de esta jurisdicción”, replicaron.

En ese sentido, recordaron que en el caso de presunto gatillo fácil “actuaron cuatro tribunales de distintas jerarquías, y aun está pendiente la respuesta del Máximo Tribunal”.