La oficial de la Policía de la Ciudad Lorena Miño, quien se entregó este lunes, declaró hoy ante el juez de la causa, dijo ser inocente, involucró a otro efectivo en el asesinato del joven Lucas González, y seguirá detenida.

Así lo confirmó su abogado Roberto Castillo, quien además dijo que su clienta es "ajena a cualquier clase de encubrimiento", del cual se la acusa. "Contó lo mismo que viene contando hace varios días. La fiscalía hizo algunas preguntas para aclarar su participación en el lugar del hecho. Creo que quedó demostrado que ella es ajena a cualquier clase de encubrimiento", dijo Castillo en declaraciones al canal de noticias C5N al salir de los Tribunales porteños.

El letrado dijo que si bien Miño no pudo aportar la identidad del efectivo que involucró sí dio una "descripción física de cómo era la persona que vio" y que era el chofer de otro de los imputados por encubrimiento, el principal Héctor Cuevas.

Castillo contó además que su clienta le dijo al juez lo mismo que viene declarando en los medios: que ella corrió hasta el lugar cuando escuchó que modulaban pidiendo apoyo por un Volkswagen Surán que huía con cuatro hombres.

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"Ella no tiene nada que ver, comentó que la mandaban a cortar la calle, frenaba los camiones que pasaban por ahí. La fiscalía fue prudente con las preguntas entendiendo que está ante una chica de 26 años que no tiene nada que ver con este encubrimiento que se está investigando", sostuvo el abogado.

Este lunes, Miño se presentó ante la Justicia junto a su abogado y quedó detenida por la misma causa en la que durante el fin de semana habían arrestado a otros cinco efectivos, entre ellos dos comisarios y un subcomisario.

Por medio del letrado, la mujer policía, cuyo pedido de eximición de prisión había sido rechazado, había difundido un video de algo más de tres minutos de duración en el que dijo que lamentaba la muerte del joven de 17 años, aunque aseguró que nada tenía que ver con el hecho, del que culpó al "error" de los tres efectivos que habían sido detenidos en primera instancia como acusados del homicidio.

Miño, quien estuvo prófuga al menos dos días, está acusada junto con otros cinco policías por el encubrimiento, al haber plantado una réplica de un arma en el interior del auto en el que se trasladaba Lucas y tres amigos, con el objetivo de justificar los disparos que hicieron los policías al señalar que era un "vehículo sospechoso".

Para la Justicia, esos seis efectivos de la Policía de la Ciudad son los responsables de inducir al engaño tratando de justificar la agresión sobre el vehículo en el que iba Lucas y, en consecuencia, plantaron una réplica de un arma.

Está previsto que mañana se realice una reconstrucción en el barrio de Barracas de cómo fueron los hechos por los cuales Lucas terminó asesinado por la Policía. La versión de los agentes es que confundieron a los jóvenes con delincuentes y que, previo a disparar, se identificaron y ellos igualmente siguieron la marcha.