Caer en una cena con la botella de vino ya no corre más, qué llevar
Se empieza a ver, según una encuesta, como un gesto maleducado. Y se la está reemplazando por otro envase, pero que no contiene alcohol.
Los invitados a una comida suelen llegar con una botella de vino como regalo.
Es la solución que tradicionalmente se consideraba más práctica, aunque ahora está siendo cuestionada, al compromiso de no caer con las manos vacías.
No es la excepción, sino la regla pasar antes por una vinería o por el supermercado y elegir alguna marca conocida para no quedar mal o directamente por precio, si son muchos los asistentes y sólo es un cumplido que se camuflará entre los otros envases que se van acumulando a medida que arriban los comensales.
Por cortesía, el anfitrión los suele ir abriendo para degustar a medida que discurre el banquete, salvo cuando, de tantos que son, podrían constituir la base de una bodega casera.
Una conocida cadena de supermercados del Reino Unido organizó una encuesta en la que la pregunta estelar era cuál sería el mejor regalo para llevar a una casa a la que fuimos invitados a cenar, y el público inglés advirtió que el vino puede llegar a considerarse hoy en día como algo “grosero” e, incluso, “maleducado”.
Y que en vez de ir con alcohol sería más apropiado llevar una botella de aceite de oliva, que a cómo se fueron los precios en Europa podría considerarse un objeto de lujo.
El nuevo vino
El periódico The Telegraph tituló un artículo al respecto: “El aceite de oliva es el nuevo vino”.
La explicación que surge de las respuestas relevadas es que una de las grandes ventajas de productos como el aceite es que no desaparecen rápidamente durante la propia cena, como suele suceder con un buen vino, ni terminan escabullidos en un rincón de la cocina, acumulando polvo mientras se espera una “ocasión especial” para abrirlos.
El aceite, en cambio, es algo útil y se puede aprovechar en futuros almuerzos o cenas, con lo cual se extiende el placer mucho más allá del momento del regalo.
Entrevistada por el diario Daily Mail, una sommelier londinense expresó que resulta poco cortés regalar objetos o productos que le ocupen espacio al anfitrión, como las velas aromáticas o, incluso, los vinos.
Aporte a la mesa
En ambos casos, no servirán a completar la mesa, ya que suelen estar previstos en cualquier planificación de los anfitriones.
Al mismo tiempo, es una elección riesgosa la marca porque puede ser considerada una berretada, un gasto amarrete, o una demostración de incultura en arte cisoria.
La encuesta puso de relieve que, como actualmente se pretende mostrar con el regalo un nivel de estatus o ético, se fue mutando el envase de vidrio de los vinos por los de lata y cartón, con lo que han ido adquiriendo una creciente popularidad en Reino Unido.
Pero se advierte que estaría en juego, en ese caso, una interpretación riesgosa que podría ser vinculada a un exiguo presupuesto asignado al regalo.
En consecuencia, asoma la nueva tendencia de portar aceite, o aceitunas o frutos secos para entregarle al anfitrión.