Más de 100 personas tomaron durante 12 horas 120 departamentos del complejo de viviendas ubicado en Avenida General Paz y Castañares en el barrio de Villa Lugano, Capital Federal. Se trata del proyecto habitacional más ambicioso del Plan "Sueños Compartidos" que terminó en un escándalo de corrupción en mayo de 2011 cuando los hermanos Schoklender se agarraron a trompadas en la puerta de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. 

Anoche, vecinos de la zona, empezaron a usurpar las plateas 12 y 13 del complejo del Barrio "Carlos Mugica" que nunca terminó de construirse. Luego del escándalo judicial y las peleas entre la referente de los derechos humanos, Hebe de Bonafini, con Sergio Schoklender, el proyecto quedó en manos del Movimiento Evita de Emilio Pérsico que, seis meses después, desistió de continuar la construcción de viviendas. Los trabajadores de Sueños Compartidos, en aquel entonces, estaban a disgusto con el manejo del actual funcionario del Ministerio de Desarrollo Social y lo acusaban de "explotación laboral". 

Se vivieron horas de tensión en el Barrio Mugica de Villa Lugano cuando la Policía intentó desalojar. FOTO: JUAN VARGAS - NA

Este mediodía, efectivos de la Policía de la Ciudad llevaron adelante el desalojo. Hace meses, vecinos del barrio, denuncian a la prensa que los monoblocks se empezaron a llenar de gente que hace negocios de alquileres clandestinos de piezas y otros que utilizan los departamentos como "aguantaderos" de todo tipo de delitos. Algunos años atrás, la policía local buscó en esos pasillos a "Dumbo" -Raúl Martín Mayllí Rivera- uno de los líderes narco que controlaba la venta de drogas en el barrio 1-11-14 y también en el Mugica. 

Las unidades en cuestión se encontraban sin el servicio de luz, gas ni agua potable. Las obras, una década después, siguen siendo peritadas por la justicia para comprobar el monto total del desfalco producido durante los años de Sueños Compartidos. 

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En el año 2013, otra denuncia sacudió al barrio Carlos Mugica. Los vecinos denunciaban la instalación, dentro de los monoblocks, de talleres clandestinos. La agrupación "La Alameda", hoy cercana al kirchnerismo, había registrado cómo se explotaban inmigrantes dentro del barrio. La denuncia no avanzó en la justicia. 

Castañares es el símbolo de lo que pudo ser y no fue. Fue la excusa ideal para darle viviendas a los olvidados de Villa El Cartón, un asentamiento que se prendió fuego misteriosamente el 8 de febrero del 2007. Ese día, las delegadas del barrio, las hermanas Pacheco y Miriam Aquino, tenían una reunión para conocer los terrenos que la legislatura porteña había aprobado por una ley histórica, que serían adjudicados para construir viviendas.

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La aparición oportuna de las Madres de Plaza de Mayo y del hombre de negro, días después, en medio de la noche, no fue una solución sino el comienzo de una historia de película para las referentes del barrio. Por la insistencia de un funcionario que recorrió la ruta del dinero de la Fundación, Claudio Freidín, en aquel momento al frente del Instituto de la Vivienda de la Ciudad, las mujeres crearon una Asociación Civil “Esperanzas de un cambio” que, en realidad nunca existió.

La prioridad para recibir uno de los 780 departamentos de Castañares los tendrían las familias de Villa El Cartón pero nunca se cumplió. Familias que preferían recibir un subsidio y regresar a sus provincias de origen, punteros con “banca” que recibían los beneficios de pertenecer y una Fundación que miraba para otro lado. “La adjudicación de las casitas corre por cuenta de los vecinos” decía Bonafini, la mujer que le diría al contador de la Fundación y de Meldorek, Alejandro Gotkin que iban a “llenar este país de estas casas de mierda”.