Awdah Ahmad Salem "el femicida de las empleadas domésticas": mató a tres mujeres y fue crucificado
Se mantuvo impune durante mucho tiempo, pero la confesión de un familiar tras un descuido lo terminó por perjudicar.
Awdah Ahmad Salem, conocido como "el femicida de las empleadas domésticas" mató en Arabia Saudita a tres mujeres indonesias que se desempeñaban en esa profesión y tras ser encontrado culpable lo crucificaron.
Salem, nacido en Yemen, cometió los tres homicidios entre 2007 y 2009 cuando llevaba muchos años viviendo en Yanbu (Arabia Saudita) junto a su familia.
De todas maneras sus antecedentes delictivos no arrancaron con esos femicidios, ya que anteriormente había sido detenido por abusar de su esposa e hijos.
En ese momento, fue encarcelado con un nombre falso, debido a que siempre llevaba varios documentos y pasaportes falsificados y en todos lados se presentaba como un estudiante saudita ante las autoridades.
El primer crimen se produjo el 8 de septiembre de 2007, cerca del comienzo del Ramadán. En aquella oportunidad, el múltiple homicida había mantenido una relación por teléfono con una empleada doméstica de Indonesia llamada Halima y la convenció para que se escapara con él.
Biografía del personaje
Ambos se conocieron en la zona norte de Yanbu por donde Salem la pasó a buscar en su automóvil.
Posteriormente la llevó a una de sus casas, donde la violó y la golpeó con un palo para luego asfixiarla con una almohada.
El cuerpo de la mujer lo enterró en una duna de arena cerca de la autopista Al-Nakhil. El crimen pasó desapercibido y el asesino también, por lo que siguió con su vida normal.
Un año y medio después este sujeto vio a otra empleada doméstica sentada sola en un estacionamiento en la zona industrial de Yanbu.
Salem se acercó a la víctima y la convenció para que lo siguiera a una zona lejana y cuando se aseguró de que no había nadie cerca, la violó y la estranguló hasta matarla.
Luego, para asegurarse de que estuviera muerta la golpeó tres veces en la cabeza con una piedra grande.
Después metió el cuerpo en una bolsa de basura y lo enterró cerca de donde la había matado, pero, nuevamente, el crimen nunca fue denunciado a las autoridades y Salem regresó a su casa poco después.
En 2009 este femicida cometió su último asesinato al conocer a otra empleada doméstica cerca del puente peatonal de Al Asyaly.
Allí volvió a repetir su modalidad: la convenció para que lo siguiera hasta su casa, donde intentó violar a la mujer, mientras su familia aún se encontraba dentro de la vivienda.
La mujer luchó y escapó del lugar, pero Salem la persiguió y la apuñaló tres veces hasta matarla.
Posteriormente, arrastró el cuerpo hasta su automóvil y lo llevó de regreso a la vivienda, donde le tiró ácido, provocando graves quemaduras en el cadáver.
Una vez más enterró los restos de la víctima y volvió a su casa, pensando que iba a volver a quedar impune.
Sin embargo, mientras cometía el tercer crimen, la Policía Saudí se enteró de las desapariciones anteriores, pero no tenía ninguna pista sobre el criminal.
Cuatro meses después de que comenzara la investigación, arrestaron al hijo de Salem acusado de mendicidad.
Mientras estaba encarcelado, el chico les dijo a los uniformados que había visto a su padre apuñalar a una mujer en la calle.
Interesados en esta posible pista, los policías comenzaron a investigar y a seguir de cerca a Salem y finalmente lo arrestaron cuando descubrieron que había estado usando pasaportes falsificados.
Al allanar su casa y sus pertenencias, encontraron pasaportes adicionales y fotografías de empleadas domésticas en su teléfono celular.
La dura confesión
Tras una inspección más cercana, se descubrió que una de las mujeres era efectivamente una de las trabajadoras desaparecidas.
Salem fue interrogado por los investigadores y confesó los crímenes, señalando todos los lugares donde enterró a esas trabajadoras.
El femicida fue juzgado en 2010 por los asesinatos, así como por cargos adicionales de violación y adulterio.
Los fiscales exigieron aplicar la ley Sharia, que es un código de conducta que rige todos los aspectos de la vida de los musulmanes, como los cultos y la moral de aquello que tienen permitido o prohibido y las reglas separadoras entre lo que consideran el bien o el mal.
Por lo tanto, mediante esa ley, el acusado debería ser ejecutado si es declarado culpable, para disuadir nuevos asesinatos por imitación.
Salem negó todos los cargos y anticipó que, de ser declarado culpable, apelaría la sentencia ante el Consejo Judicial Supremo de Arabia Saudita.
Sin embargo, igual fue declarado culpable y condenado a muerte por decapitación, y su posterior apelación fue rechazada.
El 7 de agosto de 2014, Salem fue ejecutado públicamente en Yanbu mediante la crucifixión.