Durante las vacaciones las personas aprovechan más horas al aire libre, disfrutando de los días cálidos y soleados y, pueden permanecer jornadas completas expuestas a factores que, en el caso de los menores, ponen en riesgo su salud.

“Si bien debemos cuidar de la piel de niños y jóvenes durante todo el año, en época estival hay que apelar a todos los recursos de cuidado frente a la exposición solar, porque la radiación solar es aún más intensa que en invierno, y también mucho más dañina”, señaló la Dra. María Javiera González Velardo, dermatóloga pediatra (M.N. 120.452).

La recomendación es planificar actividades a la sombra entre las 11 y 16, evitando los horarios más nocivos, pero en esa franja tampoco hay que descuidar la prevención y el cuidado frente a la radiación solar. “Los paradigmas han cambiado, antes se creía que un bronceado sin enrojecer la piel no era riesgoso, ahora se sabe que el bronceado también produce daño, la radiación UV recibida durante la infancia es el principal factor de riesgo de cáncer de piel en la vida adulta. Los efectos dañinos son acumulativos e irreversibles. Generar el hábito y las buenas prácticas durante la infancia, promueve conciencia y sienta las bases para la crianza de adultos comprometidos con el cuidado de su cuerpo”, aseguró González Velardo.

En tanto, evitar la exposición solar tampoco es la solución y la especialista explicó: "La piel desempeña un papel fundamental en la biosíntesis de vitamina D. Para que esta se produzca con normalidad, necesita dosis pequeñas de RUV. Con una dieta equilibrada y una exposición solar mínima, es suficiente para cubrir las necesidades en la infancia”.

Para evaluar el riesgo, la médica sugirió considerar la regla de la sombra: el sol es más peligroso cuánto más pequeña es la sombra del niño en relación a su altura y es menor cuando el tamaño de la sombra es mayor.

La frotoprotección solar

La fotoprotección solar en niños es muy importante porque desarrollan más actividades al aire libre que los adultos, por lo cual los fotoprotectores deben ser FPS 50 o más, y tener filtro para los rayos UVB y UVA e indicados para bebés o niños (los adultos pueden usar los protectores pediátricos, pero no a la inversa).

En cuanto a la aplicación: colocar una palma de mano de protector para todo el cuerpo en el caso de los adultos y media palma para un niño 30 minutos antes de exponerse al sol, a la vez que se debe reponer si se mojan o sudan, y aplicar nuevamente cada 2 o 3 horas. En el caso de los menores de 6 meses, no se debe usar ningún protector (ni los aptos para bebés) y no es recomendable que los menores de un año se expongan al sol.

Asimismo, la dermatóloga pediátrica diferenció el nivel de permanencia de los protectores, entre los que son resistentes al agua (water resistant), que permanecen luego de 40 minutos de inmersión, de los impermeables al agua (water proof), perduran en la piel luego de 80 minutos.

Por otro lado, es bueno incluir otras estrategias para protegerse de la radiación solar y la ropa con UPF (factor de protección ultravioleta) es una excelente propuesta, sobre todo para aquellos a quienes les resulta difícil colocarles el protector solar

Las ventajas son:

  • Más fáciles de colocar y hay menos riesgo de dejar una zona al descubierto.

  • Más económicas porque rinden varias temporadas.

  • Más ecológicas, ya que no dejan residuos en el ambiente.

 ¿Cómo elegir la ropa con protección solar? Pueden ser colores brillantes u oscuros, con telas de alta densidad de tejido (o baja porosidad), y deben quedar holgadas (si la prenda es ajustada al estirarse permite el paso de la luz UV). Existen prendas que, aparte del material que utilizan, tienen ciertos tratamientos con sustancias que aumentan su capacidad de protección. Este tipo de prendas puede perder efectividad con los lavados y el uso, se recomienda reemplazar cada 2 o 3 años. 

También, debemos sumar lentes con protección solar, gorros de ala ancha que cubran las orejas, rostro y nuca. Además, si van a usar repelente, primero va el protector y luego de 15 minutos, se aplica el repelente.

En caso de viaje, es conveniente llevar siempre un botiquín que incluya el protector solar, repelente de insectos con deet o icaridina (no sirven los de citronela),  crema humectante,  pasta al agua, vaselina sólida, gasas y tela adhesiva. Y siempre tener a mano un termo con agua fresca para ofrecerles en todo momento.