Castro Santander, sobre la hora extra en la primaria: "Este tipo de medidas son cosméticas"
El investigador, docente, psicopedagogo institucional, explicó a NA que "la solución no pasa por poner más horas", sino de trabajar en otros factores que involucran a los docentes, los contenidos, las familias e incluso los directivos.
Este miércoles, el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, volvió a referirse a la propuesta del Gobierno nacional de extender una hora más la jornada de clase por día en las escuelas primarias de todo el país.
Representa "más días, más horas y más aprendizaje para los chicos", además de mejores salarios para docentes y una mayor inversión en educación, dijo en diálogo con el canal de noticias C5N, y agregó que la iniciativa -que será analizada este viernes en el ámbito del Consejo Federal de Educación- también consiste en "más trabajo para los docentes".
En tal contexto, Noticias Argentinas decidió consultar a Alejandro Castro Santander, investigador, docente, psicopedagogo institucional y Lic. en Gestión Educativa.
“Lo primero que se me ocurre decir con todos estos cambios improvisados es ‘otra vez sopa’, porque se trata de un tema viejo: ya en 2003 se había dispuesto que tenían que ser 180 días de clases, algo que nunca se cumplió. En la región, siempre estuvimos por debajo del resto de los países. Brasil, México, Colombia, e incluso Costa Rica tienen 200 días de clases en promedio por año”, arrancó el experto.
Y añadió: “Perczyk dice que la pandemia complicó el tópico de la educación y que ahora necesitamos 190 días, pero no se va a poder cumplir en la mayoría de las jurisdicciones. Esto es pura improvisación y apela a cambios sustantivos. No solo va a complicar a los chicos sino también a las familias y a los docentes. Es voluntarismo. Hay colegios que ya están pensando en que los chicos ingresen antes, que es de noche. También hay que pensar en el horario de los colectivos, el ingreso del trabajo de los padres, y otras cuestiones”.
Para Castro Santander la idea no es mala, pero es incompleta: “Nadie va a negar que es bueno aumentar días y horas, siempre y cuando lo que ofrezcas más sea de calidad. Hasta la misma gente de Singapur, uno de los países al tope de la tabla educativa mundial, recuerda siempre que el éxito de su programa es el lema de ‘menos es más’. Priorizar contenidos, ‘machacar’ hasta que los estudiantes aprendan”.
El especialista puntualiza que “son muchos más elementos que influyen para que se cumpla el proceso educativo”, no solo la cantidad de horas o días. “El tema es que los factores asociados son muchos: infraestructura, la capacitación de los docentes, el liderazgo del directivo, la participación de las familias. Y el más relevante: el clima de convivencia. Eso es lo que condiciona los procesos educativos”.
Castro Santander insiste en no descalificar la idea del todo: “Nadie puede decir que está mal, solo que hay que hacerlo bien. Esa hora parece poco, pero puede ser significativa y perdurar en el tiempo. Así pueden aprender un poco más los chicos. ¿Qué pasa, por ejemplo, con la jornada extendida, que desde el 2006 no se logra aplicar, solo el 18% lo hace? Aunque les moleste a los funcionarios, este tipo de medidas son cosméticas o parche. Y no podés emparchar así nomás, porque a los 10 metros se te salió el parche”.
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El especialista describe un panorama que no es nada promisorio: “Venimos en picada en las pruebas ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo), que se aplican desde la UNESCO. Veníamos por sobre la media, luego de la media para abajo y ahora estamos al fondo de la tabla. Sobre todo en lo que es lectoescritura y matemática. En las PISA ocurre lo mismo, crónicamente venimos mal. Si no nos gustan las pruebas de afuera, tenemos las Aprender, que también demuestran que los chicos no saben leer ni escribir, ni hacer operaciones básicas de matemática”.
En tal sentido, el experto persiste: “Nadie dice que no a la idea de agregar una hora al día, solo hagámoslo bien. Hay una frase que dice: ‘por favor no hagamos mal el bien’. Singapur y Finlandia, los países que están al tope del ranking, le dedican mucho tiempo a la educación, es prioridad para ellos. En su moneda ellos ponen un aula, eso dice todo. Singapur logró transformarse como país gracias a la educación”.
Por el contrario, Castro Santander explica: “Nosotros no priorizamos la educación, está claro. No nos interesa la educación. Hablamos más sobre otros temas, siempre triviales”.
En dicho marco, culminó ante NA: “La solución no pasa por poner más horas. Uno lo ve en otros países, que tienen muchas más horas que nosotros y sin embargo están peor. A su vez, Francia que tiene solo 162 días muestra buenos rendimientos”.