A una semana de las inundaciones la población del Conurbano aún necesita ayuda
Varias localidades presentaron calles y casas anegadas por una súper tormenta. Cuando bajan las aguas surge el dengue y las carencias materiales. Algunas asociaciones civiles y gremiales deciden ayudar.
En las últimas horas la consecuencia más visible y que se puede encontrar de manera uniforme en toda el AMBA luego de las lluvias intensas del mes de marzo que superaron todas las marcas históricas, es la presencia de mosquitos, algunos de ellos portadores de graves enfermedades virósicas como el dengue.
En la capital provincial de Buenos Aires, La Plata, luego de las intensas lluvias que debieron soportar sus vecinos sufren la invasión de una tercera oleada de mosquitos del tipo aedes albifasciatus, que es conocido popularmente como “mosquito de la inundación” y que no transmite el dengue pero sí es vector de la envefalomielitis equina.
El mosquito que transmite el dengue es el aedes aegypti y, según información oficial de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, se trata de una epidemia de la enfermedad causada por este insecto que ya afecta a 41 municipios bonaerenses con 151.000 casos positivos registrados y 106 personas fallecidas.
Acaso se trate del aspecto sanitario más grave de lo que sucede cuando las aguas bajan tras las inundaciones y los mosquitos hembra adultos ponen sus huevos en recipientes con agua, por encima de la línea a donde llega el líquido. Los mosquitos sólo necesitan una pequeña cantidad de agua para poner sus huevos. Las recientes inundaciones son como un banquete para un glotón.
De hecho, un reciente informe elaborado por científicos del CONICET, ese organismo que el gobierno insiste en achicar, realizó un descubrimiento notable.
Este derrumbó un paradigma clásico de la biología que establece que las larvas de Aedes aegypti, mosquito vector de los virus del dengue, del Zika y del chikunguña, solo respiran oxígeno atmosférico.
Ahora, a partir de una investigación descrita en la revista Insects, descubrieron que también son capaces de obtener oxígeno del agua. El estudio aporta información útil para mejorar el diseño de estrategias destinadas a interferir con la proliferación de ese insecto.
Sin embargo, esas posibles medidas de prevención no llegan a ser adoptadas en municipios que están llenos de casos y con guardias hospitalarias trabajando al borde de la extenuación.
En Jose C. Paz se observa la mayor cantidad de casos pero, también, hay una gran cantidad en las comunas del Oeste que pertenecen a la Región 7 y que más casos registraron, como los distritos de Tres de Febrero (Ciudad Jardín y Ciudadela), Morón (El Palomar y Haedo), Hurlingham (Villa Tesei y William Morris) y Merlo (Mariano Acosta y Libertad).
También hay municipios con tasas de incidencia muy altas como, San Fernando, Hurlingham, Vicente López, San Isidro, Morón, Esteban Echeverría y Malvinas Argentinas.
Ahora bien, las carencias de la población del conurbano no son sólo sanitarias, también, son materiales y el recuento de los daños causados por las recientes inundaciones de una semana atrás son millonarias.
Necesidades que se acumulan de gente y vecinos que lo perdieron todo porque el agua ingresó a sus hogares en localidades como Avellaneda, Lanús, Quilmes, La Matanza, inundando salones que registran, por las marcas que permanecen en las paredes, hasta cuarenta centímetros de altura y provocando comercios arruinados por la pérdida de la mercadería que ofrecen, calles anegadas, árboles y tendido eléctrico caído, enormes manzanas sin luz eléctrica, y falta de agua potable, entre otros desastres en medio de una crisis económica inflacionaria.
Si bien los municipios activaron sus oficinas sociales para asistir a los inundados en centros de evacuados, y trabajan junto al personal de Defensa Civil, las necesidades de miles de personas no llegan a cubrirse del todo.
En ese contexto, hay varios grupos de asociaciones civiles, la Red Solidaria, dirigentes sindicales regionales, clubes de barrio y organizaciones religiosas que reúnen alimentos no perecederos, agua potable, mantas y colchones, ropa y todo lo que pueda servir para paliar las pérdidas de miles de bonaerenses.
El “Oso” Juan Carlos Brite del gremio del cítrico es uno de los que más se ha movilizado en La Matanza y en otras localidades bonaerenses, en declaraciones a Noticias Argentinas afirmó que “venimos trabajando desde el minuto uno que el agua les llevó todo a muchas familias bonaerenses".
"Gracias a dirigentes de mutuales, cooperativas y la colaboración de universitarios docentes y no docentes, logramos reunir una gran cantidad de donaciones que hace una semana estamos repartiendo para los millones que el agua les pudrió todo. Y, vamos a continuar haciéndolo durante esta Semana Santa porque es el mejor servicio que podemos darle al prójimo en estas Pascuas”, señaló Juan Carlos Brite, uno de los pocos sindicalistas que apoyaron públicamente la candidatura de Javier Milei a la presidencia.
Brite tendrá su centro de donaciones abierto en Hipólito Yrigoyen 2940 en el Once. La Red Solidaria, también decidió comenzar a recibir donaciones para inundados de las provincias del litoral que sufrieron tanto como los bonaerenses.
El agua caída fue tan notable que después de las lluvias, en localidades como Dock Sud y Avellanda o Tigre en zona norte, empezaron a brotar peces desde las alcantarillas y comenzaron a circular por las calles entre autos y colectivos. Los pobladores vieron bagres, mojarras y sábalos nadando en grandes charcos y en terreno anegado.
Lo cierto es que muchos de estos problemas enormes para la población podrían ser solucionados si hubiera una mayor inversión en infraestructura.
Cada año hay partidos afectados por los efectos de la sudestada. Un fenómeno que se produce cuando soplan vientos fuertes del sudeste sobre el Río de la Plata, que puede ir o no acompañados de lluvias. Dicha sudestada genera un aumento en el nivel del río, provocando inundaciones en toda el área.
A su vez, todos los cursos de agua que desembocan en el Río de La Plata, se ven afectados también por este fenómeno, ya que el Río genera una especie de tapón hidráulico impidiendo que descarguen en el mismo.
El aumento del nivel del agua provoca anegamientos en zonas urbanas con falta de mantenimiento en infraestructura, en sectores urbanizados que todavía no cuentan con ningún tipo de obra estructural para contener el avance del agua. Además, se registran humedales que están siendo habitados lo que empeora la situación.
De nada sirve hablar constantemente de cambio climático si la política no se decide a trabajar de manera honesta al servicio de sus vecinos.