El eclipse solar anular se acerca y no sólo el Parque Nacional Patagonia y el Parque Provincial Cueva de las Manos, en Santa Cruz, serán los puntos máximos de avistaje del mágico momento, el lunes 2 de octubre, entre las 16 y las 18:20.

La élite científica también se apresta a seguirlo por streaming desde varios planetarios, entre ellos el Galileo Galilei en CABA y el Universidad de La Plata.

El anillo de fuego se extenderá desde el sur de Chile, pasando por el sur de Argentina y llegará hasta las Islas Malvinas.

Los científicos de la NASA no les pierden pisada a los eclipses para hacer nuevos descubrimientos acerca del Sol, la Tierra y nuestro entorno espacial.

Los eclipses solares totales son particularmente importantes porque les permiten ver una parte de la atmósfera del Sol —conocida como la corona—, demasiado tenue para ser vista, excepto cuando la luz brillante del Sol está bloqueada.

En contraste con el cambio en la luz en todo el mundo que ocurre todos los días al atardecer y al amanecer, un eclipse solar cambia la iluminación de la Tierra y de su atmósfera en una región comparativamente pequeña de la sombra de la Luna.

Comprender esta región es importante porque ella alberga muchos satélites de la órbita terrestre baja, así como señales de comunicaciones —como ondas de radio y las señales que hacen que funcionen los sistemas de GPS—, y los cambios que ocurren allí pueden tener impactos significativos en nuestra tecnología y en nuestros sistemas de comunicaciones.

A un mes del eclipse solar anular: fotoaficionados y científicos se ponen las pilas

5.000 años de historias de eclipses 

El eclipse más antiguo registrado en la historia de la humanidad podría haber ocurrido el 30 de noviembre de 3340 a.e.c. 

Una serie de petroglifos circulares y en forma de espiral fueron hallados en el Monumento Megalítico de Loughcrew en el condado de Meath, Irlanda.

Alrededor del año 1200 a.e.c., los escribas de Anyang, China, registraron eclipses en omóplatos de bueyes y caparazones de tortugas, que llamaban huesos de oráculos.

Más de 3.000 años después de la creación de estos registros, en las décadas de 1980 y 1990 d.c., un equipo de astrónomos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA estudió estos registros de eclipses para investigar los cambios en la rotación de la Tierra.

Los eclipses que utilizaron para esta investigación habían ocurrido en 1226 a.e.c., 1198 a.e.c., 1172 a.e.c., 1163 a.e.c. y 1161 a.e.c.

Textos religiosos

Los textos cristianos mencionan que la Luna se convirtió en sangre después de la crucifixión de Jesús, posiblemente refiriéndose a un eclipse lunar, durante el cual la Luna adquiere un tono rojizo.

Usando esta fuente documental, los especialistas redujeron el margen de una posible fecha de crucifixión al viernes 3 de abril del año 33 e.c. porque ese día ocurrió un eclipse lunar. 

En el Corán, se menciona un eclipse solar antes del nacimiento de Mahoma, así como el día en que falleció su hijo, Ibrahim.

En su libro “Astronomy in the Maya Codices” (Astronomía en los códices mayas), Harvey y Victoria Bricker demostraron que los mayas predijeron el eclipse solar de julio de 1991.

En el cañón del Chaco en Nuevo México, un petroglifo tallado en la pared de la roca por los primeros indígenas de la nación Pueblo podría ser la representación de un eclipse observado en ese lugar el 11 de julio de 1097.

Actualmente, la NASA estudia las eyecciones de masa coronal utilizando naves espaciales que imitan la vista desde la Tierra durante los eclipses. 

La relatividad

Los eclipses han contribuido a importantes avances en la historia de la ciencia. Albert Einstein propuso por primera vez su teoría de la relatividad general en 1916.

Einstein planteó la hipótesis de que la gravedad es una deformación del tiempo y el espacio, lo que distorsiona la estructura del universo.

Un objeto grande, como el Sol, puede distorsionar el espacio-tiempo lo suficiente como para que su gravedad pueda desviar la luz.

De este modo, durante el eclipse del 29 de mayo de 1919, los científicos vieron que algunas estrellas aparecieron en el lugar equivocado, ofreciendo evidencia de la teoría de Einstein.

En agosto de 2017, un eclipse recorrió Estados Unidos, desde Oregón hasta Carolina del Sur. 

La trayectoria de la totalidad pasó por 14 estados. Este fue el primer eclipse solar total visible en los estados contiguos (excluye a Alaska y Hawái) de este país en 38 años, y cerca de dos tercios de la población de Estados Unidos estaba a un día en automóvil de la franja de la totalidad.

Un conjunto de 11 naves espaciales de la NASA y organismos asociados —la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), JAXA, (la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial) y la ESA (Agencia Espacial Europea)— proporcionaron observaciones del Sol, la Luna y la Tierra durante el eclipse.