El autocuidado abarca desde hábitos básicos, como mantener una alimentación balanceada, dormir lo suficiente y practicar actividad física regular, hasta aspectos emocionales y sociales, como gestionar el estrés, fomentar relaciones saludables y buscar ayuda cuando sea necesario.

   Comprender las necesidades de nuestro cuerpo y reconocer los signos tempranos de alerta puede marcar la diferencia entre actuar a tiempo o enfrentar complicaciones evitables.

   Pequeñas acciones cotidianas como usar el cinturón de seguridad, cruzar la calle con atención o ventilar bien los espacios para prevenir, por ejemplo, intoxicaciones por monóxido de carbono puede marcar la diferencia.

   Además, conocer los antecedentes médicos de la familia y llevar a cabo chequeos regulares también son formas sencillas de autocuidado que podemos adoptar de inmediato y que tienen un impacto significativo en nuestra salud y bienestar.

   Pero el autocuidado va más allá de lo personal, es también un acto de responsabilidad hacia quienes nos rodean. Decidir no usar el celular mientras conducimos, respetar la política de alcohol cero y evitar el consumo de drogas no solo protege nuestra vida, sino que cuida la de los demás.

   En este sentido, en Argentina se registraron 3.675 siniestros viales fatales durante el año 2023, que dejaron como consecuencia la pérdida de 4.403 vidas y garantizar el acceso a servicios de calidad no es suficiente.

   "La salud también requiere de un cambio profundo en nuestra manera de cuidarnos. Es aquí donde el autocuidado se convierte en una herramienta fundamental, ya que prevenir enfermedades y mantenernos saludables no depende exclusivamente de los sistemas de salud; comienza con nuestras decisiones diarias", señala Ailín Catalá, comunicadora en Salud y Jefa de Comunicación Institucional de OSPEDYC.

   Lo mismo ocurre con practicar sexo seguro: no solo cuida nuestra salud sino que fomenta relaciones basadas en el respeto mutuo y la confianza, o con el consumo de drogas, donde el consumo reciente de alguna droga ilícita pasó del 3,6% en el año 2010 a 8,3 % en 2017 y continúa en ascenso.

   "En este contexto, la prevención no debe percibirse como una carga, sino como una oportunidad para vivir plenamente" detalla la comunicadora en salud, Ailín Catalá.

   Elegir alimentos saludables no solo nutre nuestro cuerpo, sino que ayuda a prevenir diversas enfermedades, como la obesidad, la diabetes y las afecciones cardiovasculares, promoviendo una vida más sana y equilibrada.

   Realizar actividad física regularmente no es solo una cuestión estética, sino una inversión en nuestra calidad de vida actual y futura. Y cuidar de nuestra salud mental, manejando el estrés y cultivando el bienestar emocional, es tan importante como cuidar del cuerpo.

   El autocuidado también implica educarnos en salud y, en una era en la que la información abunda, es fundamental aprender a diferenciar entre lo confiable y lo erróneo. Esto nos empodera a tomar decisiones informadas, basadas en evidencia científica, en fuentes serias, que protejan y promuevan nuestro bienestar.

   Además, la educación en salud desde la infancia es un paso esencial para formar generaciones conscientes y capaces de cuidar su salud de manera autónoma.

   La atención primaria de la salud es el pilar fundamental para garantizar el acceso equitativo y universal a servicios esenciales. Un modelo de atención que incluya acciones esenciales como el cuidado materno y neonatal, el acceso a vacunas y medicamentos, la prevención de enfermedades endémicas y el tratamiento de dolencias comunes, entre otras.

   "Recordemos que nuestra salud es nuestro derecho y también nuestra responsabilidad. Debemos reflexionar sobre cómo pequeños cambios en nuestra vida diaria pueden tener un impacto duradero en nuestra calidad de vida. Adoptar un enfoque proactivo y preventivo no solo nos ayuda a vivir más años, sino a vivirlos plenamente", concluye la jefa de Comunicación Institucional de OSPEDYC.