Las declaraciones de Carlos Zannini sobre su vacunación Vip pasarán a la historia como un ejemplo de perversión moral y política. Zannini dijo simplemente que su poder político le da derecho a violar la ley, a quitar una vacuna a quien lo necesita y a decidir a su gusto quiénes pueden vacunarse. Y, además, ironizar sobre su acto deleznable. O sea que su poder no tiene ningún límite ético.

Se supone que Zannini no podría haber cometido este brutalidad, porque pertenece a un partido que se autodenomina "nacional y popular" y debería por tanto tener la obligación de defender a los más pobres; a diferencia de sus adversarios, a quienes califica de neoliberales y conservadores.

Sin embargo, el episodio Zannini no es muy diferente de muchos otros que muestran que la tan mentada conciencia social del kirchnerismo es un eslogan perverso.

¿Es "nacional y popular" dejar sin educación a millones de chicos solo para respetar la decisión de los sindicatos, sabiendo que generarán daños muchas veces irrecuperables?

¿Es "nacional y popular" preferir las negociaciones por las vacunas priorizando razones ideológicas y económicas, importando poco los daños sanitarios y económicos que se causan?

¿Es "nacional y popular" dejar que la inflación destruya los salarios -en especial de los mas débiles- por no aplicar un programa económico serio y consistente que dé futuro a la economía?

¿Es "nacional y popular" aceptar la corrupción que se lleva millones de pesos que podrían haberse dedicado a resolver problemas sociales o de infraestructura?

¿Es "nacional y popular" aceptar que las transferencias económicas a los más pobres sean usadas como herramientas de esclavitud política para quienes han quedado en la más absoluta miseria?

Pero además de la amoralidad e hipocresía que muestra lo que hizo Zannini, también nos sirve para pensar en el futuro de nuestro país, que necesita desesperadamente un proyecto de largo plazo para que toda la gente pueda encontrar un destino.

La pregunta es si podemos sentarnos a conversar con cualquiera para encontrar ese proyecto, o si debemos exigir que la conversación se desarrolle sobre un mínimo de valores , que incluyan conceptos como honestidad; prioridad de la educación; valor de la inversión, la estabilidad y la productividad; respeto a la Constitución y a la Justicia independiente; no utilización de la pobreza para fines políticos; ataque frontal a la inseguridad; eficiencia en el Estado.

Es difícil que con los antecedentes que estamos viendo, Zannini y sus socios acepten sentarse a esa mesa. Es más posible que nos hablen de neoliberalismo, imperialismo, banderas populares y otras excusas para mantener su "pureza ideológica", antes que resolver los problemas de la gente.

Y mientras el kirchnerismo ponga más énfasis en la ideología que en las necesidades concretas de la gente, en especial en crear trabajo y aumentar la producción no habrá salida.

Por eso, para salvar a la Argentina, debemos juntarnos todos los que queremos rescatar los valores con los que se hizo grande la Argentina; en lugar de seguir enredados en este drama que nos está llevando a una crisis de la que no sabemos si podremos salir.

(*) - Eduardo Amadeo es ex diputado nacional y dirigente del PRO.