El Museo Sitio de Memoria ESMA instaló este martes una placa conmemorativa por haber sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco la semana pasada.

El acto contó con la presencia del ministro de Justicia, Martín Soria, el secretario de DDHH, Horacio Pietragalla, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y la representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida. También fueron parte del evento la agrupación HIJOS, trabajadores, sobrevivientes y autoridades del Museo.

 “Esto no es sólo un reconocimiento a lo que cuentan estas paredes sobre al terror que se vivió acá. Esto es un reconocimiento de la existencia de los golpes de que sufrió Latinoamérica y de ese plan macabro que perpetró Estados Unidos para la región a través de la Escuela de las América”, señaló Pietragalla Corti y consideró que la ex ESMA “es un símbolo que representa a todos los espacios que fueron utilizados para torturas, para asesinar y desaparecer en nuestro país y en nuestra región”.

El secretario destacó además que la comunidad internacional reconoció que “en el país y en la Patria Grande hubo genocidios para perseguir a la oposición política y a quienes se oponían a un modelo económico”.

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Carlotto y Almeida también festejaron el reconocimiento de la UNESCO. “Es un premio que nos dan a los argentinos porque se reconoce que nunca dejamos de luchar. Tenemos ya 45 años de lucha, de caminar, de buscar a 2 generaciones. ¿Cómo no vamos a sentirnos bien, optimistas?”, sostuvo Estela.

Por su parte, Taty recordó la alegría que sintió cuando se enteró de la votación del Comité del Patrimonio Mundial: “Lloramos de alegría por este justo reconocimiento. Ahora se demuestra que hubo un genocidio, que nunca más es “Nunca más” y que fueron 30.000 desaparecidos”.

La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) funcionó en el predio que el Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires cedió al Ministerio de Marina en 1924. En el marco de la última dictadura cívico-militar (1976-1983) la edificación fue utilizada como centro clandestino de detención, tortura y exterminio.

En el año 2004, mediante la ley N.º 1412 que sancionó la Legislatura porteña, este predio de 17 hectáreas se transformó en un Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos.