Sanción a un ex jefe militar acusado de torturar a soldados en Malvinas
Le prohibieron cualquier contacto con un centro de ex combatientes al que hostilizó en redes.
La justicia federal de Río Grande le prohibió al ex jefe militar Jorge Taranto, acusado de torturar a soldados argentinos durante la Guerra de Malvinas, tomar contacto por cualquier medio con las víctimas de aquellos hechos.
La medida fue dispuesta en dos expedientes diferentes por los jueces Federico Calvete y Mariel Borruto, después de que Taranto hostilizara al secretario de Derechos Humanos del Centro de Ex Combatientes (CECIM) de La Plata, Ernesto Alonso.
Taranto –dice la resolución judicial- “deberá abstenerse de tomar contacto de manera personal o por interpósita persona y/o por intermedio de telefonía, correo electrónico, redes sociales y/o servicio de mensajería, con las víctimas en los presentes actuados y la totalidad de las querellas admitidas y particularmente con los integrantes del CECIM de La Plata”. Alonso publicó en la red social X un posteo en el que expresó: “El doble discurso de Victoria Villarruel. Por un lado, reconoce que el Crucero General Belgrano fue hundido fuera de la zona de exclusión y es vicepresidenta de Javier Milei, que adora a Thatcher y juntos promueven la entrega del patrimonio nacional, los bienes naturales y la extranjerización de la tierra”.
La Vicepresidenta respondió: "Vos sos una vergüenza para los veteranos de Malvinas. Un soldado funcional a los enemigos de la Argentina. Como hija de un veterano, todo mi repudio a los que como vos usan la sangre de los héroes para hacer política partidaria”.
En ese contexto, Taranto –a quien le fue dictada la prescripción en una causa por torturas pero tiene otras imputaciones aún pendientes de resolución judicial- se sumó al cruce en redes sociales.
“Estoy calentando motores. Este es Ernesto Alonso, el autor intelectual de las falsas denuncias de Malvinas”, posteó Taranto, y acompañó fotos de Alonso
El CECIM denunció la situación ante la Justicia de Río Grande: “Taranto puede odiar a Cristina Fernández, pero eso no lo hace menos estaqueador”.
“Mientras esté requerido por el crimen de la tortura (valiéndose de la eterna dilación del Poder Judicial), debe guardar una conducta intachable, y no una temeridad contraria a la consumación de los fines del proceso”, insistió el centro de ex combatientes.
“La diferencia entre Taranto y Alonso es que uno está denunciado de haber torturado soldados; el otro no. Taranto puede adorar a Villarruel y su culto irrestricto a la teoría de los dos demonios, a las infusiones con Videla y esas prácticas abominables que, en definitiva, NO son las que se investigan ni ventilan en el presente”, subrayó la entidad.
“Cada quien puede adorar a sus santos, pero también debe dar explicaciones por los actos que cometió”, concluyó.