El ex presidente provisional del Senado Ramón Puerta, quien asumió por tres días el Gobierno tras la renuncia de Fernando De la Rúa el 20 de diciembre de 2001, defendió la decisión del peronismo de aquel momento de nombrarlo a al frente del Senado y cuestionó como "un error de la Argentina" la tradición de que ese lugar lo ocupe siempre el oficialismo.

"Si en lugar de un peronista u otro opositor al frente del Senado hubiese sido un radical, el conflicto hubiese continuado porque era justamente el gobierno de la Alianza el que se había debilitado", afirmó Puerta en una entrevista con NA a propósito de los 20 años de la crisis de 2001.

También habló de cómo convencieron a Eduardo Duhalde de asumir, rechazó la teoría de "un golpe" contra De la Rúa y contó cuáles fueron las medidas que tomó cuando le tocó agarrar el mando. 

A continuación, los principales tramos de la entrevista con NA:

- ¿Cómo se enteró de la renuncia de Fernando De la Rúa?
- Ese día 20 yo estaba en el aeropuerto de San Fernando, yendo a San Luis para inaugurar un aeropuerto con el Adolfo, me paro a escuchar el discurso de De la Ría ante el país y me di cuenta de la posibilidad de la renuncia y lo llamé.

- ¿Cómo fue la charla?
- Le dije que no se le ocurriera renunciar, que íbamos a votarle todas las leyes que necesitara a libro cerrado, siempre y cuando le dijera al país que eran sus leyes. Tendrá un costo, pero también el beneficio de los logros.

- ¿Y qué le respondió?
- Me preguntó a qué hora podía darle precisiones sobre el resultado de la reunión que íbamos a tener en San Luis con los gobernadores y le dije que cerca de las 10. "Va a ser de noche", me dijo. Cuando aterricé en Merlo me enteré de la renuncia. Efectivamente ya era de noche. Al día siguiente en la Casa Rosada varios me comentaron que el presidente estuvo un par de horas mirando el horizonte y cuando el sol se puso firmó la renuncia. A
las 19:52.

- Le tocó asumir por ser el titular del Senado, ¿le ofrecieron quedarse a completar el mandato?
- Sí, varios me dijeron que en la Asamblea me hiciera elegir, pero eso iba totalmente en contramano no solo de mi promesa al pueblo de Misiones que me votó, sino al rol de presidente provisional del Senado para el que me eligieron, rompiendo una mala costumbre argentina de poner presidentes del Senado del mismo color político que el Presidente de la República, así no tenga mayoría.

- ¿No fue un error poner a un senador opositor en la línea de sucesión presidencial?
- No. Es el único país del mundo que toma el criterio de burlar la voluntad popular: la mayoría es ignorada solamente porque la minoría tiene el mismo color político que el Presidente de la República, absurdo. No lo hace Estados Unidos, ni Uruguay, ni ninguna provincia argentina. Ese tema de la mayoría no significa que te quedes con la Presidencia, que es lo que yo dije: soy presidente del Senado pero la Nación se votó para De la Rúa y "Chacho" Álvarez, que lo abandonó.

- ¿Hubo alguna discusión en el peronismo sobre el tema en ese momento?
- Antes de elegirme a mí hubieron algunos que planteaban esta cuestión. Pero yo encontré varios antecedentes: Hipólito Yrigoyen tuvo la presidencia de la República con un presidente del Senado conservador, no se le ocurrió pedir algo a contramano de la voluntad popular.

- ¿Pero no contribuyó eso a la teoría de que "el peronismo le armó un golpe a De la Rúa" que sostienen algunos todavía?
- Sí, pero lo de la línea de sucesión ya estaba instalado antes. Además, si en lugar de un peronista u otro opositor al frente del Senado, por este cuento de que tiene que tener el mismo color político, hubiese sido un radical el conflicto hubiese continuado porque era justamente el gobierno de la Alianza el que se había debilitado. El problema es que no se tiene que producir un vacío de poder.

- ¿Cuál fue la primera medida que tomó?
- Cargar los cajeros. El gran problema ya no era el ataque a los supermercados sino que el corralito no te dejaba sacar más de 250 pesos. La clase media todavía era mayoría en el país y venía Navidad, Año Nuevo, fin de mes y la gente no podía retirar sus recursos, ese fue el principal motivo por el que salió a la calle.

- ¿Y llegó a tomar una segunda?
- Nombré un Gabinete y para que quede claro la buena fe del doctor De la Rúa, dejé a cuatro funcionarios importantes de su gobierno: el canciller Giavarini, el presidente del Banco Nación, Enrique Olivera, Roque Maccarone en el Banco Central y en un gesto patriótico pudieron explicar al mundo que acá no se trataba de un golpe sino de un hecho no deseado, un vacío de poder y la renuncia del presidente.

- Había entonces especulaciones en ese sentido...
- Sí, yo la escuché mil veces. Hasta el propio De la Rúa, años después, me preguntó si (Eduardo) Duhalde no conspiró y le dije que se quedara tranquilo, que no era así. Tuve la alegría de haber compartido una comida a fines de 2017 en Madrid con Duhalde y De la Rúa, estuvieron dos horas juntos y ahí quedó todo claro.

- A Adolfo Rodríguez Saá también le quedó la sensación de un complot en su contra. ¿Qué piensa al respecto?
- Creo que Adolfo tuvo un gran problema con el nuevo peso que quiso poner en circulación, el Argentino. Avanzó con esa idea pero llegó el viernes 28 de diciembre y otra vez faltaba plata en la calle. Yo había cargado los cajeros pero también firmé un decreto para imprimir Lecop para que no faltara una semana después. Se elimina el decreto de los Lecop porque iba a estar el Argentino, pero no se llegó a tiempo y Adolfo tenía que pagar los sueldos.

- ¿Y eso generó la renuncia de Rodríguez Saá a los siete días?
- Sí, porque la gente salió a la calle otra vez y eso llevó a que "el Adolfo" convoque a los gobernadores a Chapadmalal, la mitad no concurre, y él renuncia.

- ¿Cómo fue la reunión en Chapadmalal?
- Muy corta. Adolfo entregó el presupuesto equilibrado que mandó a hacer, se enoja con la ausencia de los gobernadores que no fueron, sube al primer piso y no lo vimos más.

- ¿Y qué pasó después, por qué usted no volvió a asumir si le correspondía?
- Yo tendría que haber manejado la Asamblea pero pasó lo siguiente: hablé con Duhalde y con (Carlos) Menem. Menem a Duhalde no lo quería apoyar y me llama para decirme que me iban a votar a mí y no a Duhalde. Si yo entraba a manejar la Asamblea se nos dividía el voto peronista, entonces yo me corro para que maneje la asamblea el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, que era de Duhalde.

- ¿Usted lo proponía a Duhalde?
- Yo lo llamé a Duhalde pero no quería aceptar por nada del mundo. Le expliqué que era imposible para el peronismo armar un gobierno sin el acuerdo del radicalismo, ya no teníamos mayoría porque habíamos perdido los cinco votos de Santa Cruz que manejaba Néstor Kirchner, enojado con el discurso de Adolfo ante la CGT, y después se enoja Adolfo porque en Chapadmalal lo dejaron solo, por lo tanto, habíamos perdido 10 votos.

- ¿Y lo convenció con eso?
- Me llevó tiempo convencerlo y creo que el que lo terminó de convencer fue (Raúl) Alfonsín. Yo lo que le dije a Duhalde fue que era el único que tenía representatividad: no estaban Chaco ni De la Rúa, que sacaron el 48% en las elecciones de 1999, después seguía él, que había sacaste 40%, y eso fue algo que no pudo eludir.

- ¿Alguna vez se dijo que después de la renuncia de Rodríguez Saá usted se fue y se desentendió de todo, ¿no fue así?
- No, no, no, presidió la Asamblea Camaño, el duhaldismo. La alternativa era votarme a mí, porque lo que si yo estaba presente se dividía el voto peronista, entonces estuve 24 horas afuera del Congreso y después volví y estuve cuando asumió Duhalde.

- ¿Qué cosas destaca de la gestión de Duhalde?
- Consiguió en un año resolver una crisis de poder que costó muchas vidas. Ya en el 99 Duhalde decía que había que flexibilizar el 1 a 1 y De la Rúa ganó diciendo que iba a mantenerlo. Por lo tanto De la Rúa cumplió con su palabra, lo que pasa es que ya estábamos fuera de competitividad porque Brasil ya
había flexibilizado y la Argentina se volvió cara para el mundo. La convertibilidad puso a la Argentina entre los 25 países más fuertes del mundo, pero había cosas para corregir y nos enamoramos del éxito, como hacemos siempre. Duhalde corrigió bien eso.

- ¿Y en lo político?
- Fue muy buena porque consiguió juntar a todas las partes. Nuestra historia es conflictiva, es muy fácil acá conseguir enfrentamientos. La gestión de Duhalde se pareció mucho a la de Menem: mirar hacia adelante y conciliar a todas las partes. Hablo de estrategia política.

- ¿Cómo ve hoy, 20 años después, a la Argentina?
- Estamos mucho más pobres que antes. En aquel momento la pobreza estaba en el 16 o 17% hoy está rozando el 50%. El desempleo es mucho más alto, porque está enmascarado con planes que son necesarios pero no son suficientes ni son la salida. Tenemos instituciones debilitadas y, lo más grave, la política está mal vista. La democracia es el sistema menos malo y no funciona sin partidos políticos.