A pesar del estrecho vínculo que mantiene con el presidente Javier Milei, la disconformidad de gran parte del entorno presidencial con el secretario de Prensa, Eduardo Serenellini, es un secreto a voces. 

En consecuencia, la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, mano derecha del jefe de Estado, dispuso este martes un cambio en el organigrama del Estado Nacional e instrumentó la quita del rango ministerial de la Secretaría de Comunicación y Prensa a cargo del periodista de La Nación y avanza así en el debilitamiento de su figura.

Por medio del decreto 301/2024, publicado en el Boletín Oficial, se incorporó la Secretaría de Planeamiento Estratégico Normativo como Secretaría Presidencial y se rebajó el rango ministerial de la Secretaría de Comunicación y Prensa. 

Si bien no hay precisiones respecto de las funciones que desempeñará la Secretaría de Planeamiento Estratégico Normativo, el vocero presidencial, Manuel Adorni, anticipó que el área tendrá “múltiples funciones” que apuntarán a la “modernización del Estado en materia de normativas”

La orden de Karina Milei se da tras el vaciamiento de la secretaría que encabeza periodista, luego de que la Subsecretaría de Prensa y la Vocería quedaran en manos de Adorni como también la autorización para habilitar pauta oficial.

Tras la publicación del decreto, Serenellini se ausentó de la reunión de Gabinete de hoy, que se realizan los martes y jueves, a las que asiste religiosamente. 

Una relación turbulenta 

Desde el nacimiento, la relación entre Eduardo Serenellini y los funcionarios que rodean a Milei estuvo mal parida. Según supo la agencia Noticias Argentinas de una alta fuente, le habían pedido al periodista mantener el hermetismo respecto a su designación para relevar el cargo de la entonces secretaria Belén Stettler, y a horas de un fin de semana largo, los medios barajaban su nombre. 

Ya en la secretaría, sus primeros movimientos también dieron de que hablar. A la cabeza reuniones políticas que escapaban a su área el entorno mileista lo miraba de reojo hasta que la propia Karina Milei tomó la decisión de vaciar su estructura.

De esta forma, el Presidente avanzó en distribuir entre la Jefatura de Gabinete y la Secretaría General, las estructuras y funciones que se encontraban bajo la órbita del secretario de Prensa y Comunicación. "Si tuviese honor renunciaría", deslizaron por Balcarce 50.

Ya sin rango ministerial y con la estructura vaciada, el hasta entonces funcionario resiste los embates de actores claves de la administración que se juegan a desgastarlo.