El Centro Cultural Kirchner (CCK), emblemático de la cultura kirchnerista, se enfrenta a una controversia significativa: la idoneidad de su nombre en el contexto de los escándalos asociados a la familia Kirchner.

La reciente reubicación de la estatua de Néstor Kirchner, que adornaba su hall desde 2020, ha intensificado el debate. A pesar de las afirmaciones de Valeria Ambrosio, nueva directora mileista del CCK, de que el cambio no fue una decisión política, sino una orden de Cristina Kirchner, el movimiento ha reavivado cuestionamientos sobre la identidad y el propósito del centro.

Un editorial del diario La Nación, las declaraciones de Ambrosio son desafortunadas y apresuradas, especialmente su afirmación de que la plantilla actual del CCK es adecuada sin un estudio detallado. La editorial argumenta que no se trata de recortar la cultura, sino de racionalizar el gasto, en consonancia con lo expresado por el presidente de la Nación durante su campaña electoral.

El editorialista considera que el nombre del CCK, vinculado a figuras políticas envueltas en corrupción, plantea un dilema ético y cultural. La identidad del ex Palacio de Correos parece estar indisolublemente asociada a estos escándalos, lo que genera dudas sobre la idoneidad de mantener el apellido Kirchner en un espacio dedicado a la cultura.

El matutino La Nación sugiere que Ambrosio debería aclarar a qué se refiere con "conservar la identidad" del lugar. Este espacio, inaugurado en 2015 en el edificio que fue anteriormente sede del Correo Argentino, cambió su nombre de Centro Cultural del Bicentenario a Centro Cultural Néstor Kirchner, en un movimiento que ahora se ve cuestionado.

La propuesta de cambiar el nombre del CCK no es la primera vez que se propone modificar el nombre, pues con la llegada de Mauricio Macri se evaluó rebautizarlo, no ocurrió.

¿Centro Cultural del Bicentenario? Algunos proponen que ese podría reflejar más adecuadamente los valores y el propósito cultural del lugar, liberándolo de asociaciones políticas negativas.