El rotundo triunfo de Javier Milei en la segunda vuelta electoral ha sido la llave para entrar por la puerta grande a la Casa Rosada.

Por cierto, se trata de la sorpresa más impactante en la historia de la democracia argentina. Hace sólo dos años, Milei era un simple candidato a diputado sin antecedentes políticos y sin partido.

Esa rotunda eficacia electoral para llegar al Poder Ejecutivo, contrasta con los resultados que obtuvo La Libertad Avanza en la elección de cargos legislativos del 22 de octubre pasado: sólo contará con el 9,7 por ciento del Senado nacional y el 14,8 por ciento de la Cámara de Diputados.

Está claro que los candidatos ganan un balotaje con más del 50 por ciento de los votos, pero no necesariamente cuentan con mayorías parlamentarias.

Lo cierto es que, con el apoyo parlamentario propio, que es su fuerza pura, el presidente Milei no podría aprobar ninguna de las iniciativas maximalistas que propuso en toda su campaña y siguió sosteniendo hasta la segunda vuelta.

Por otra parte, el mandatario electo no cuenta con equipos que le aseguren la rápida ocupación de las quinientas posiciones estratégicas que se requieren controlar desde el primer día en el Gobierno Nacional.

Ni siquiera puede elaborar, en estos días, un proyecto de Ley de Presupuesto 2024 distinto al que ya está en el Congreso para ser tratado. Por eso, prorrogará el presupuesto de 2023 y, de paso, aplicará así un primer gran ajuste.

Milei tiene en estos días un desafío vertebral: debe evitar convertirse, muy rápidamente, en uno de los presidentes más débiles de la historia democrática argentina

Tal vez consciente de ello, el líder de los libertarios ha comenzado a enhebrar una alianza política y social. Una nueva coalición de gobierno formada por La Libertad Avanza, un sector importante del PRO y parte del Peronismo Federal.

Mauricio Macri es el principal aliado político del futuro presidente. Juan Schiaretti y Florencio Randazzo, aunque todavía no han decidido blanquearlo públicamente, son los otros sostenedores del libertario.

El correlato económico de ese apoyo político está en los bancos. Eso explica la primera y contundente reversión programática de Milei, que es la decisión de no cerrar el Banco Central.

Son los bancos quienes recibieron las primeras certezas del próximo gobierno, en la voz de Luis "Toto" Caputo: no habrá soluciones compulsivas para las Leliq; los ajustes, fiscal y monetario, están garantizados desde el primer día; el cepo no se levantará de inmediato. Lo que seguirá, seguramente, será un nuevo endeudamiento externo. El último sirvió para financiar la fuga de capitales. "Toto" y Macri saben del asunto.

Hay quienes creen que podrían usarlo para eso a Milei y después dejarlo casi sólo y débil para hacer el "brutal ajuste" que prometió, acompañado por Schiaretti y Randazzo.

(*) - Alejandro "Topo" Rodríguez es diputado nacional por Consenso Federal.