La oposición recobró protagonismo en los últimos días, con la confirmación de la precandidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, aunque en paralelo la interna cada vez más encarnizada que el jefe de Gobierno porteño mantiene con Patricia Bullrich quedó nuevamente expuesta frente a la opinión pública.

Son los riesgos de pararse por debajo del reflector. Sin embargo, está claro que Juntos por el Cambio (JxC) necesita y debe asumirlos si pretende evitar que la agenda del oficialismo lo relegue a desempeñar un rol de reparto en la escena política nacional en los albores de este año electoral.

El desafío constante de pulsear con el Gobierno por posiciones dominantes en la marquesina proselitista, por tratar de instalar temas de debate y, en definitiva, atraer la atención del electorado pensando en los próximos comicios trae hoy aparejado para JxC efectos secundarios. Uno de ellos es, justamente, que salgan a la luz las rencillas internas.

Se trata de un contexto similar al que se encuentra por estos días el Frente de Todos (FdT), aunque con la salvedad de que en el caso de la alianza oficialista, albertistas, kirchneristas y massistas tienen la obligación nada más ni nada menos que de gobernar un país en medio de una coyuntura compleja y que ofrece pocas señales alentadoras por cierto para el corto plazo.

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En medio de un verano intenso en el ámbito político nacional, que incluyó un fracaso del período de sesiones extraordinarias en el Congreso dispuesto por el Presidente, más allá de que la Cámara de Diputados logre finalmente reunirse el próximo martes, recientes indicadores económicos dejan entrever que es probable que haya concluido el envión "primaveral" que le imprimió Sergio Massa a la gestión de Alberto Fernández tras su desembarco en el Palacio de Hacienda. ¡Y la inflación sigue en alza!

Pero volviendo a JxC, la alianza opositora comenzó 2023 enredada en discusiones sobre la conveniencia -o no- de que las fuerzas de seguridad utilicen armas no letales (pistolas Taser), de igual modo que en el debate legislativo sobre el proyecto de juicio político a la Corte Suprema de Justicia que impulsa el Gobierno, además de malgastar día a día energías en sus propias disputas por mayor protagonismo en medios de comunicación.

Se trata este de un bullicio que tiene como principales animadores a Rodríguez Larreta y a Patricia Bullrich, cada uno con un estilo personal bien marcado y distintivo. Ambos buscan diferenciarse del otro e incluso le hablan a electorados distintos: el alcalde porteño a los más moderados y la titular del PRO a los más duro, en especial a aquellos que tal vez evalúen fugar su voto macrista a la oferta electoral que proponen los libertarios, con el economista Javier Milei a la cabeza.

Si bien ambos persiguen en definitiva el mismo objetivo, que JxC gane las próximas elecciones, el recurrente intercambio de pirotecnia, con decibelios incluso en aumento tras el lanzamiento de Rodríguez Larreta como precandidato presidencial días atrás, genera cada vez más ruido tanto hacia adentro como hacia fuera del espacio y en el PRO admiten que se trata lisa y llanamente de un "problema", por el tenor que está tomando la refriega.

La unidad no está en duda, pero...

"La interna se puso muy álgida. Es lógico que cada uno quiera mostrar sus cartas, pero cuando el debate de ideas se torna personalista es una macana. Eso nos daña y nos desenfoca", dijo a NA una fuente del macrismo. "La gente en la calle nos dice, 'No queremos que se peleen, pónganse de acuerdo'. Es un problema la interna realmente", agregó.

Asimismo, en el PRO consideran que -de todos modos- las diferencias entre "halcones" y "palomas" son más tácticas que estratégicas: "Lo que está en discusión es cómo hacer las cosas, si mediante un shock o buscando consensos políticos y de forma paulatina", sostuvo la misma fuente consultada por esta agencia.

"Es importante que la unidad del espacio no esté en duda, pero el tema de la interna es lo primero que debería resolverse. Es peor lo que sucede adentro con nuestra interna que lo que ocurre afuera", sostuvo otra fuente del macrismo. "Aparte la gente está cansada de estas cosas y está cansada de la política, está mucho más preocupada por la inseguridad y por ver cómo hace para llegar a fin de mes", añadió.

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En los últimos días, sin embargo, también causó cierto malestar en filas del partido amarillo que justo en la misma jornada en la que Rodríguez Larreta se decidió a dar "un golpe a la mesa y decir, 'Acá estoy, voy para adelante'", como sostienen en su entorno, el ex mandatario y líder del PRO, Mauricio Macri, se mostrara junto a otra aspirante a la Presidencia de la Nación como lo es María Eugenia Vidal.

"Todo hace pensar que fue una foto para molestar a Horacio", dijo a Noticias Argentinas una fuente larretista. "Armaron todo a las apuradas y difundieron esa foto para no perder protagonismo", agregó, en referencia a la imagen divulgada en redes sociales en la que Macri y Vidal aparecen juntos en la inauguración del comando de campaña de la ex gobernadora bonaerense en el barrio porteño de Retiro.

Del lado de Vidal, por su parte, buscaron bajarle el tono a la polémica: "No tuvo nada que ver con el lanzamiento de Horacio. Es cierto que genera suspicacias, pero se eligió esa fecha en función de las agendas de ambos y en especial, de Mauricio. Porque ahora dentro de unos días Macri viaja a Italia", dijeron a NA desde el entorno de la diputada nacional. "Hace como 20 días que se fijó esa fecha para la inauguración del búnker de Retiro. Aparte, Horacio se iba a lanzar a principios de febrero y después lo postergó para la semana pasada", agregaron.

De momento, Vidal es la única dirigente del PRO con ambiciones presidenciales que anticipó que se bajará de la candidatura en el caso de que finalmente Macri decida "jugar" este año e ir en busca de un segundo mandato como jefe de Estado en las próximas elecciones. Aún está por verse qué rol desempeñará el ex alcalde porteño en los comicios que se avecinan.

Latas anudadas al paragolpes trasero

"Ahora se lanzó Horacio, pero en realidad la primera gran definición la tiene que dar Macri. Todo parece indicar que no jugaría y que habría una interna -entre los aspirantes a la Presidencia del PRO-, pero si Macri es candidato cambia todo", dijo una fuente del partido amarillo. "No creo que ningún otro candidato vaya a enfrentarlo -en una PASO-. Eso probablemente se resuelva con un llamado telefónico si él decide competir. En el Frente de Todos sucede lo mismo con Cristina (Kirchner), son dos líderes que están por encima de los demás", añadió.

En este contexto, como subido a uno de esos automóviles descapotables con latas anudadas al paragolpes trasero que lleva a los recién casados al salir de la iglesia, JxC avanza en su configuración electoral interna camino a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de este año.

Así, generando ese mismo alboroto por momentos: con Patricia Bullrich incitando al enfrentamiento y tildando solapadamente de "tibio" a Rodríguez Larreta, y el alcalde porteño apelando a un discurso conciliador, "anti-grieta", y dejando en claro que prefiere evitar el griterío "para la tribuna", en obvia referencia a la presidenta del PRO. Mientras tanto, Macri deshoja la margarita, aunque sin dejar de enviar mensajes "hacia dentro" del espacio.

Una incertidumbre análoga reina por estos días en filas del oficialismo, donde el operativo clamor para que Cristina sea candidata este año tomó mayor impulso en los últimos días, con el peronismo en general embanderado en la cruzada de combatir la supuesta "proscripción" de la vicepresidenta de la Nación. El albertismo, por su parte, sigue intentando defender a capa y espada las pretensiones de Fernández de postularse para una reelección.

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"Desde la Matanza queremos que nuestra próxima presidenta sea Cristina Fernández de Kirchner", enfatizó esta semana el intendente de ese populoso municipio bonaerense e histórico bastión del peronismo en el Conurbano, Fernando Espinoza, en un acto en San Justo flanqueado por el ministro del Interior, el camporista Eduardo "Wado" de Pedro: un conspicuo referente del núcleo duro K que también coquetea con la posibilidad de competir por la Primera Magistratura nacional este año.

El líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, a su vez, se despachó con un tiro por elevación con destino a Fernández desde Santa Cruz, pese al "alto el fuego" (amigo) acordado supuestamente en la reciente cumbre del FdT en Buenos Aires: "Los compañeros que no son conscientes de sus limitaciones no pueden superarlas jamás", lanzó. Además, expresó su deseo de que el próximo Gobierno esté en manos de "un buen peronista o una buena peronista".

En tanto, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, confirmó sus ambiciones de volver a pugnar por la Presidencia de la Nación, tras su derrota en 2015 frente a Macri en las urnas, y también el dirigente social Juan Grabois se anotó para la contienda dentro del oficialismo. Mientras, Fernández viajó a la Antártida para pronunciar desde allí un extraño discurso transmitido por cadena nacional en el que abogó por "nuevos inicios" y por "principios", en lo que parece ser el ocaso de gestión al frente del Estado nacional.

El próximo miércoles, 1° de marzo, el Presidente volverá a ubicarse en el centro de la escena política doméstica cuando encabece la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso, por cuarta y quizás última vez durante su Gobierno. Allí en el Parlamento está previsto que vuelva a mostrarse nada más ni nada menos que con Cristina, que debería sentarse junto a él cuando hable ante la Asamblea Legislativa en la Cámara de Diputados: cualquier gesto valdrá más que mil palabras en ese contexto.