Médicos y profesionales del Ministerio de Salud de la Nación presentaron su renuncia "ante el desmantelamiento” en los sectores de Vacunas, VIH, Tuberculosis y Lepra.

En declaraciones a Noticias Argentinas, la médica infectóloga Carolina Selent indicó que si bien “aman lo que hacen” y que están “decididos” que la salud pública “es el camino” no pueden continuar con las direcciones en este estado porque hay “desinterés y desconocimiento” por parte del Gobierno del presidente Javier Milei.

Hemos tenido cambios permanentes de autoridades que no llegan a interiorizarse sobre cuáles son las funciones de las direcciones. Incluso le han ofrecido la dirección a personas que no las han querido tomar por encontrarse bajo estas circunstancias”, planteó Selent.

Esta mañana, los profesionales de dichas áreas publicaron una carta abierta donde aseguraron que el Gobierno Nacional los acusa de ser “ñoquis y casta” cuando son personas “altamente calificados, reconocidos, y con una dedicación y trayectoria incuestionables”.

Presentamos nuestra renuncia con profundo pesar ante el desmantelamiento de nuestras áreas, el grave riesgo cierto e inminente que esto implica para la salud pública y el aumento de los costos a mediano y largo plazo que van a pagar de su bolsillo todos los contribuyentes”, sostiene el comunicado.

Asimismo, recordaron que, desde el inicio de este año, “la incertidumbre” sobre la continuidad de los equipos técnicos se tradujo en “recortes alarmantes” que el Gobierno “disfraza” con el supuesto fin de terminar “con privilegios y curros”.

En la misma línea, informaron que, en enero de este año (y en un contexto en el que se produjo un aumento de casos y muertes por tuberculosis y de nuevos diagnósticos de VIH y hepatitis) se confirmó la disolución de las coordinaciones de Hepatitis Virales y Tuberculosis: “En pleno brote activo de sarampión y de hepatitis A, se redujo el 40% del equipo de VIH y del 30% del equipo de Vacunas”, añadieron.

Además, expresaron que la prevención de dichas enfermedades “no solo las evita” sino que “salva vidas” y reduce “significativamente” los costos en salud.

Las decisiones actuales priorizan el ajuste a corto plazo en detrimento de las políticas de prevención y control, con consecuencias de alto costo sanitario y económico, que son además potencialmente irreversibles para la salud pública. No vamos a ser parte de un Ministerio en el que los programas esenciales no pueden dar respuesta a las obligaciones básicas que marca la Ley. Nuestra renuncia es un acto de ética médica, de responsabilidad cívica y profesional, y una advertencia urgente. La salud pública no es un gasto: es una inversión en la vida y el bienestar de toda la sociedad”, concluyeron.