Me gustaron algunas declaraciones de Javier Milei respecto de Mauricio Macri realizadas en el canal Neura. “Tengo la mejor relación con él... La primera semilla del cambio la sembró él”
 

Asimismo, aclaró que fue al primero que saludó en la firma del Pacto de Mayo. Estas declaraciones son positivas porque había quedado una sensación extraña luego de esa firma y porque van en una línea correcta de acumulación de aliados. 
 

Debe quedar claro que el gobierno debe estar cerca del macrismo (se vio en el tratamiento de la Ley Bases) y de algunos sectores que provienen de JxC (no de todos los que provienen de JxC) y debe estar fuertemente en contra de lo más rancio de la casta, que es el peronismo, y dentro del peronismo, debe combatir especialmente al kirchnerismo. 
 

Cualquiera dentro de esa fuerza política ofrecerá acuerdos de gobernabilidad, pero el gobierno debe saber que el peronismo no cumple los acuerdos y, básicamente, cuando lo vean débil tratarán de derrocarlo. 
 

El peronismo, en todas sus formas, entiende la política como negocio y trabaja siempre en pos de recuperar los negocios cuando pierden el gobierno. Esa debería ser la creencia más firme del gobierno. 
 

Por eso preocupa tanto cuando hay vinculaciones o personas que vienen de la gestión de Massa, porque por ahí vienen los negocios y las traiciones.
 

El gobierno acaba de denunciar un fraude realizado entre 2003 y 2015 (gobiernos de Néstor y de Cristina Kirchner) con pensiones de invalidez “truchas” y se calcula que el desvío de fondos es de 3.400 millones de dólares. Desde presentar una radiografía de un perro para una pensión de invalidez hasta una misma radiografía de hombro que fue presentada más de 150 veces para obtener pensiones por invalidez. 
 

En conclusión, no hay una sola área del Estado que el peronismo no haya usado para clientelismo y corrupción. La necesidad de alianza con los sectores correctos se debe a que el nivel de descalabro en Argentina es mayúsculo. El desprestigio de las instituciones es enorme, lo cual da la sensación de que solo un enorme ciclo virtuoso logrará dar vuelta a esto. 
 

En una encuesta de Equipo Mide se pidió opinión sobre la confianza en las instituciones y algunos números son sorprendentes. Salvo algunas instituciones como las Fuerzas Armadas (54%) o el presidente (46% de confianza), casi ninguna otra institución tiene números decorosos. Solo un 35% confía en las organizaciones sociales y un 20%, en los sindicatos. En el Congreso, solo el 27%, y en la Justicia, un penoso 24% (por cosas como esta es una locura insistir en lo de Lijo a la Corte).
 

Argentina necesita recomponer poder y recomponerse institucionalmente. La gente cree en pocas cosas y está en todo su derecho de sentirse así. El Estado kirchnerista atacó a los ciudadanos honestos y benefició a los deshonestos. Lo mismo que pasó en Venezuela, en Ecuador, con Rafael Correa, y en todos los países que cayeron en las garras del corrupto socialismo del siglo XXI.
 

Es por eso que el gobierno debe consolidar alianzas virtuosas y cuidar su frente interno. Hay asuntos que se deben arreglar puertas adentro. La discusión pública con la vicepresidenta es un ejemplo de lo que no suma. Mucha gente tiene buena opinión del presidente y lo mismo pasa con la vice, que es un activo importante. Ante un estado de destrucción en la confianza y destrucción de la economía, el gobierno necesita mostrarse fuerte y sin internas.
 

Elegir bien a los aliados y no cometer errores no forzados es clave. Nunca hay que olvidar que la gente lo está pasando muy mal económicamente. Los jubilados están padeciendo. La clase media está hundida. La culpa sigue siendo la herencia espantosa de CFK, Alberto Fernández y Massa. Por eso la gente aguanta. En honor a eso, el gobierno debe mostrar que está unido, que tiene buenos aliados y que, sobre todo, está obsesionado con mejorar la economía de los argentinos. Que se vea la vocación de servicio público.


Esa debe ser la nueva política.