Leandro Santoro y una campaña del Frente de Todos que lejos de despegar pierde votos en barrios humildes
La sangría del Frente de Todos en los barrios más populares de la CABA es aprovechada por el discurso antisistema de Javier Milei y por los liberales que buscan desplazar al peronismo al tercer lugar.
Por Antonio D’Eramo
Después del golpe recibido en las PASO, en septiembre, la campaña electoral del Frente de Todos con Leandro Santoro a la cabeza no va a despegar. Se proyecta en cámara lenta y lejos de buscar crecer se enfoca en el núcleo duro que tampoco lo contiene. En algunos barrios los votos que hasta ayer se pensaban propios se están fugando hacia los liberales.
La campaña parece haber entrado en un cuadro de amnesia. Santoro se olvidó que perdió por 410.738 votos frente a los candidatos de Juntos.
Sin estrategia, la acción se enfoca en unas pocas entrevistas, en donde Leandro Santoro intenta, en general con poca suerte, contener su tono, mostrarse calmo, tal cual la línea que bajaron en el Gobierno: "menos gritos". Porque percibieron que la gente está cansada que le vociferen mientras le presentan un escenario de bonanza que poco se ve reflejado en la cotidianeidad de los porteños.
Así, el nuevo Santoro no grita, o eso cree. Y dice los mismos conceptos de antes. Los creadores de la campaña del Frente de Todos bajan el "Sí" y nada más.
La estrategia es casi inexistente. Ejemplo de ello es que a escasos ocho días de las elecciones, Santoro recorrerá el barrio de La Boca de la mano de Roberto Navarro, el periodista afín al Gobierno, que publicó en su página web el video del festejo del cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez, en Olivos, en pleno aislamiento estricto. ¿Con este tipo de acciones se piensa captar a algún indeciso? Por el contrario, sólo se encierran cada vez más en un núcleo duro que se encoge a medida que pasan los días.
La campaña se completa con presentaciones en gremios afines al peronismo de la capital, entrevistas en sets televisivos recordando el gobierno de Macri y con recorridas y caminatas por los barrios, visitando escuelas o clubes, donde es recibido de manera poco efusiva. El encuentro con jóvenes subido como spot a las redes en la escuela Mariano Acosta lo exhibe rodeado por apenas un puñado de estudiantes a quienes les habla de "solidaridad, amistad y amor". "Amor" el mismo concepto que tampoco le funcionó a Victoria Tolosa Paz en la provincia de Buenos Aires.
Lo más inconsistente es que hacen proselitismo como si tuvieran la elección ganada y no como lo que en realidad sucedió en las PASO de septiembre. Perdieron por más de 410.000 votos contra los candidatos que compitieron en la interna de Juntos por el Cambio que en total acumularon 841.205 sufragios.
Este sigilo de la campaña del Frente en territorio porteño obedece a que, haciendo lo justo y necesario y teniendo en cuenta la debacle de la lista encabezada por Victoria Tolosa Paz en la provincia de Buenos Aires, el peronismo en Capital, sólo está centrado en revalidar las tres bancas de diputados nacionales y sumar ocho legisladores porteños.
Ese objetivo se logrará, si y sólo sí, el próximo 14 de noviembre, superan el 21 % de los votos. En las PASO, del 12 de septiembre pasado, la lista de Santoro consiguió el 24,66% de los sufragios, pero el goteo de los votantes de la lista de Santoro lejos está de ser contenido con las acciones de una campaña que puede catalogarse de las más débiles de los últimos tiempos.
La desazón, el desánimo y el perfil bajo y componedor de Leandro Santoro y compañía en esta campaña por los barrios porteños se funda en que saben que un paso en falso los puede dejar en un ridículo electoral y con un resultado por debajo del 21%.
Ni los más optimistas de los militantes del Frente de Todos imaginan conseguir un resultado afín a la elección del 2019 cuando consiguieron el 32% de las voluntades de los porteños.
Es la economía, estúpido!
The economy, stupid! Fue la frase más utilizada durante la campaña del demócrata Bill Clinton que lo llevó a la Casa Blanca en reemplazo del republicano George W. Bush (p) en 1992.
Un slogan que resume lo que sienten la mayoría de los habitantes de la Ciudad y que escucha a diario Leandro Santoro sin poder dar ningún tipo de respuesta a los reclamos en los barrios de clase media, donde Juntos por el Cambio tiene su base electoral al igual que en las zonas más acomodadas. Como así tampoco en las comunas de clase baja donde se está registrando el fenómeno ascendente de Javier Milei.
Ese fenómeno, esa señal de alarma, es la que se encendió en el bunker de Leandro Santoro que no tiene mucho arsenal para responder teniendo en cuenta que, si el candidato albertista decidiera presentarse en un espacio público para dar una charla, difícilmente reuniría ni una cuarta parte de la gente que va a escuchar a Milei espontáneamente.
A pesar de estas muestras de la futura debacle del Frente de Todos y con la promesa del referente de Avanza Libertad de desplazar al tercer lugar a lista de Santoro, en las oficinas del candidato que supo militar en el radicalismo de la ciudad sostienen que “esperamos repetir el resultado de las PASO, cerca del 25% y hasta mejorar esa performance, cuestión que nos permitirá acercarnos al 30% para conseguir ocho bancas en la Legislatura y cuatro diputados nacionales. Por supuesto que renovar las tres bancas en el Congreso es uno de los objetivos principales”.
Pero la reciente encuesta de CB Consultores dirigida por Cristina Buttie señaló en un reciente reporte que “Milei mejoraría su desempeño electoral de las PASO quedando a 3,2% de Leandro Santoro. Lo logra gracias a su buen posicionamiento en la zona Sur y entre los jóvenes que estaría obturando el crecimiento de votos de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos”.
Un fenómeno del que dan cuenta los votantes que habitan en Barracas, Mataderos, Villa Soldati, Liniers, Villa Luro, Parque Patricios, Parque Avellaneda, Floresta y Villa Real.
Pero a ese incremento de voluntades hacia la boleta de Avanza Libertad hay que sumarle la intención de muchos votantes liberales que están decididos a hacerles pasar un mal momento al kirchnerismo y al peronismo de la capital, durante la noche del 14 de noviembre.
La cuenta regresiva ya comenzó, el tiempo para ganar espacios se desliza entre los dedos mientras que las ideas brillan por su ausencia. Así fue, es y será en los pocos días que le resta a la campaña electoral.