La renuncia de Highton de Nolasco se produce en un momento no muy indicado
La disputa por la presidencia en la Corte Suprema de Justicia generó muchos comentarios y no existe el clima adecuado para un cambio de esta naturaleza.
La renuncia de la Dra. Elena Highton de Nolasco. seguramente por motivos personales atendibles. se produce no obstante, en un momento no muy indicado por la situación que se está viviendo en el país.
En primer término se produce luego de una disputa por la presidencia en la Corte Suprema de Justicia de la Nación que generó muchos comentarios, muchos roces y muchos cortocircuitos, en fin, no existe el clima adecuado para un cambio de esta naturaleza.
En segundo término, la renuncia se produce en un momento crítico de la situación del país desde el punto de vista económico, social político, donde se cierne nubarrones sobre el futuro inmediato del país y seguramente se necesita una Corte integrada totalmente y con disposición para intervenir en los problemas se pueden plantear para solucionar los conflictos que se produzcan por esta situación.
Y en tercer lugar, la renuncia se produce en el momento en que estamos en medio de un proceso electoral que ya tuvo su primera parte con las PASO y que va a tener una segunda parte en noviembre, donde el Gobierno sufrió una derrota y trata de revertir y la oposición que trata de consolidar el triunfo.
De modo tal que esta renuncia viene en un momento que no es muy oportuno ni para las instituciones ni para el estado que vive el país, por otra parte un enfoque que no se puede dejar de hacer es el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia indudablemente no es ideal que sea de cinco, porque basta con una renuncia para que se produzca esta situación donde se necesitan tres votos para sacar una sentencia y en caso de que haya empate, tiene que ser convocado para integrar la corte el Presidente de una Cámara de Casación.
Esto nos obliga a repensar por qué si hace tanto tiempo no se puede nombrar a un procurador general, calculo lo que va a tardar para nombrar un miembro de la Corte.
Por lo pronto creo se podría ir pensando en la ampliación del número de miembros de la Corte, en este momento lo mejor sería siete o nueve, de modo tal que no estén dependiendo de que con la renuncia o cualquier acontecimiento que no puede estar uno de éstos se queden con el órgano prácticamente desintegrado, teniendo que
recurrir en muchos casos a la integración por Presidente de cámara o con jueces oportunamente designados.
Yo creo que esta situación tiene que obligar a pensar en la obtención de acuerdos con todos para elegir al mejor juez o jueza que se pueda encontrar para integrar la Corte y llegar nuevamente a cinco, dejando para el futuro esta ampliación a siete o nueve miembros, para lo cual se necesitan para que se cumplan los procedimientos establecidos para la designación de los jueces de la Corte con los dos tercios de los miembros de acuerdo y además se cumplan con toda las publicaciones, el plazo para impugnaciones, tanto en el Ejecutivo antes de mandar el pliego, como en el procedimiento en el Senado.
Hay que observarlo muy rigurosamente, por lo pronto no cabe duda que la renuncia se produce en un momento muy inoportuno en la vida del país y de las instituciones de la República.