Por Antonio D’Eramo

La realidad de la economía nacional es grave y el Presupuesto Nacional en el rubro de la Defensa, sin aprobación del Parlamento para el presente ejercicio contable, es escaso. Aun así, los brigadieres de la Fuerza Aérea Argentina y el ministerio de Defensa que conduce Jorge Taiana, avanzan con las necesarias adquisiciones de aviones para modernizar una flota diezmada por las crisis.

Existe unanimidad de coincidencias entre los analistas militares, en la necesidad de contar con aviones de combate y de entrenamiento. La Fuerza Aérea necesita incorporar aviones de caza si pretende defender la soberanía en el espacio aéreo de nuestra Nación.

Y, en ese sentido, en los últimos meses avanzaron las conversaciones con funcionarios de Rusia y China para adquirir MIG-35 o los JF-17 que produce Pekín. Cuestión que también fue abordada  durante la reciente gira presidencial por Asia. Las operaciones de compra se realizan a través de los recursos  del Fondo Nacional de Defensa (FONDEF)

Pero, también se ha buscado presupuesto en India. Nueva Delhi puede ofrecer el HAL Texas Mk1A fabricado por la empresa estatal Hindustan Aeronautics Limited (HAL) que fue desarrollado para hacer frente al avance de Paquistán en materia aeronáutica que cuenta con los cazas, monomotor, de origen chino J-17.

La búsqueda de proveedores asiáticos se debe no sólo a una cuestión de financiación y de costos de compra y de mantenimiento sino, de manera principal, por el embargo de material de defensa que Gran Bretaña realiza en perjuicio de Argentina desde el fin de la Guerra de Malvinas.

La presencia de componentes de origen británico en varias aeronaves militares ha frustrado, por ejemplo, la adquisición de cazas de la compañía KAI de Corea del Sur en el año 2020. No había manera de reemplazar los componentes ingleses de los aviones cuestión que no sucede con los cazas rusos y chinos mientras que los de India pueden ser reemplazados por tecnología de ese país.

La política de Gran Bretaña es explícita en torno a la restricción tecnológica a la Argentina por los intereses que ésta sostiene en el Atlántico Sur y las Islas Malvinas. Cuestión que quedará clarificada, una vez más y de manera contundente, en abril próximo cuando se cumplan 40 años del desembarco de las fuerzas nacionales en Malvinas.

El bloqueo británico fue denunciado por Agustín Rossi, antecesor  de Jorge Taiana en la cartera de Defensa, el pasado 15 de junio y tiene como consecuencia reciente, la  aceleración de las negociaciones con funcionarios  de Pekín, por lo que se espera  que, en marzo, una delegación militar argentina viaje a China para negociar la compra de doce aviones de combate que tendrían un costo de 664 millones de dólares.

Tras el viaje  del  Presidente a  China el interés en Londres por  la política de compras de armamento ha crecido y es seguido con particular interés por la nueva embajadora en Buenos Aires del Reino Unido, la arquitecta escocesa, Kirsty Hayes, que reemplazo al  pintoresco diplomático Mark Kent.

El “amigo americano” entra en escena

Andrei Serbin Pont, director del grupo de expertos argentino CRIES y ex asesor de la Secretaría de Asuntos Estratégicos, explicó en el sitio especializado,  zona-militar.com “…con las restricciones británicas operando, el JF-17 de China es una opción atractiva para Argentina porque el avión está fuera del alcance de un posible veto de piezas por parte del Reino Unido y, al mismo tiempo, es el único avión nuevo al alcance de la Fuerza Aérea Argentina”.

Pero ante el avance de las negociaciones con la potencia asiática y el juego especulativo desplegado por la Argentina en medio de crecientes tensiones geopolíticas entre las dos principales potencias mundiales, han posibilitado que aparezcan ofertas estadounidenses, Serbin Pont afirmó, “Estados Unidos está haciendo una oferta por F-16 usados, y otra alternativa que se está poniendo sobre la mesa son los F / A-18 modernizados”.

Los F-16 o Fighting Falcon son aviones especializados en el combate aéreo cercano. Es un caza polivalente diseñado en la década del ’70 por la compañía General Dynamics para la Fuerza Aérea estadounidense que los utilizó durante los años ’80. Un avión revolucionario, construido por la Lockheed Martin que  incluyó una cabina tipo burbuja sin armazón para lograr más visibilidad, palanca de control lateral, fuerzas G elevadas y un asiento reclinado para reducir el efecto de las fuerzas G en el piloto.

Mientras que la elección final por la renovación de cazas se dilata, a pesar que desde el 2021 existen partidas presupuestarias para avanzar, el ministerio de Defensa y la Fuerza Aérea presentaron el segundo de los aviones Beechcraft TC-12B Huron adquiridos a los Estados Unidos por un monto cercano a los 16,5 millones de dólares, de un total de 12 aeronaves. 

Las adquisiciones serán distribuidas en las brigadas de la Fuerza  Aérea de Morón, Reynolds, Reconquista, Paraná, Tandil y la Escuela de Aviación Militar.

Durante la segunda ola de Covid-19 del año pasado hubo muchas dudas por la continuidad de la operación por los Huron. Como siempre, las  complicaciones presupuestarias habían producido retrasos en los pagos  acordados pero las entregas comenzaron a reactivarse luego de  la visita del Jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier, Xavier Julián Isaac, al 165 Ala de Transporte Aéreo de la USAF, en el estado de Georgia a mediados  del mes de Julio.

En septiembre, la embajada estadounidense anunció la transferencia del primer TC-12 Huron a la Fuerza Aérea en una ceremonia realizada en la base de Paraná.

El experto Gastón Dubois, especificó en el sitio aviaciononline.com que “TC-12B Huron es la denominación de la variante del Beechcraft Super King Air A200C que la US Navy utilizó para entrenamiento, en un único escuadrón basado en la NAS -Naval Air Station- Corpus Christi, ubicada en Texas. Son aviones de doce años de edad y que pueden elevarse 10.700m, alcanzar una velocidad máxima de 535km/h y transportar hasta 13 ocupantes para recorrer 3.300km de distancia”.

Por otra parte, hay que señalar que desde el año 2017 el Pentágono ha vuelto a revalorizar los aviones turbohélices para sus combates y el Senado de ese país llegó a aprobar partidas por 1.200 millones de dólares en el año 2018 para adquirir varias naves ligeras que les permitiera atacar objetivos en lugares como Afganistán. Naves como el A-29 Super Tucano, el Hawker Beechcraft AT-6, y el Air Tractor AT-902U, todas con turbohélices, volvieron a ponerse de moda.