En medio del torbellino económico que sacude al país, la Cámara de Diputados despidió este miércoles a Sergio Massa como titular del cuerpo, paso necesario para su coronación como "superministro" de Economía, Producción y Agricultura. Con el líder del Frente Renovador ungido como el último recurso del Frente de Todos para enderezar el timón de una economía que se aproxima peligrosamente al abismo, el "MassaPallozza" estuvo cargado de emociones fuertes.

En la cresta de su popularidad y en el centro de las miradas por la delicada misión en la que se embarcará en lo inmediato,Massa fue el protagonista de una ceremonia de recambio de autoridades que poco tuvo de convencional. Como si fuera una Asamblea Legislativa, los palcos del recinto estuvieron abarrotados de invitados que no querían perderse la oportunidad de aclamarlo en su adiós al cargo que desempeñó durante más de dos años y medio. El oficialismo construyó un marco de clima festivo, con el objetivo de poner en escena una arenga hacia Massa en este momento bisagra. "Termina una etapa para mí y mañana empieza otra", sintetizó el hombre del momento.

"Olé, olé, olé, olé, Sergio, Sergio", fue el cántico que bajó desde las tribunas cuando apareció en escena Massa ocupando el sillón de la presidencia, para abrir la sesión.

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En las gradas ya estaban la mujer del tigrense, Malena Galmarini, y el hijo de ambos, Tomás Massa. También Sebastián Galmarini. En los pasillos del Palacio Legislativo, varias personas lamentaban que no haya concurrido "La One", en alusión a Moria Casán, la pareja del suegro de Massa. 

En los palcos se ubicaron intendentes como Fernando Espinoza y Mariano Cascallares, representantes sindicales como Antonio Caló, senadores nacionales como Anabel Fernández Sagasti, Juliana di Tullio y Pablo Yedlin.

También estuvieron presentes el ministro de Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, la vicegobernadora bonaerense, Verónica Magario, la ministra de Gobierno bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, el titular del INDEC, Marco Lavagna, la directora del INADI, Victoria Donda, y la titular del PAMI, Luana Volnovich.

Fiel a su costumbre de diferenciarse de sus pares, el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, fue el último en sentarse en su banca y el primero en retirarse de la sesión. Sin embargo, se fundió en un abrazo con Massa en una postal de fuerte simbolismo e impacto político.

Al margen de las expresiones de apoyo, la sesión tuvo una dimensión histórica, porque por primera vez en 154 años asumió una mujer, Cecilia Moreau, en la presidencia de la Cámara baja. Cuando el vicepresidente primero de la Cámara, Omar de Marchi, declaró la nueva investidura de Moreau, la bancada oficialista explotó en una enorme ovación, a la que se sumó el público en las gradas, pero en la oposición solo algunos diputados aplaudieron, como Mario Negri, María Eugenia Vidal, Karina Banfi y Maximiliano Ferraro.

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La sucesora de Massa fue blanco de reiterados reproches de opositores que le echaron en cara algunas intervenciones impulsivas que ella había tenido en el pasado reciente, y que, según aseguraron, no configuran la mejor carta de presentación para una legisladora que va a tener la función de generar acuerdos políticos y acercar posiciones.

Por caso, el halcón del PRO Waldo Wolff mencionó que en 2017 había "caminado por las bancas violentando una sesión institucional" para que no se votara la reforma previsional del macrismo. También recordó cuando la massista "hizo poner la palabra ´negligencia´ para que no llegue la vacuna de Pfizer". Y le achacó la acusación de "lobbystas de Pfizer" que ella le había dirigido a los representantes de Juntos por el Cambio. 

Por su parte, Rodrigo de Loredo advirtió que Cecilia Moreau era un exponente de "la fe de los conversos", evocando el pasado radical de la hija de Leopoldo Moreau.

"No se confundan, no voy a gobernar con mis hormonas sino con mi cabeza y mi corazón militante y con mis convicciones políticas", contestó la nueva titular de Diputados.

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Lejos de adherir al clima de celebración que el oficialismo pretendía instalar, los representantes de la oposición que hicieron uso de la palabra fueron con un libreto común, que electrificó el ambiente en el recinto: que en la actual crisis de la Argentina no había nada que festejar y que Massa era corresponsable de la crisis en su calidad de socio de la coalición gobernante. Juntos por el Cambio no quiso entregarle al oficialismo la centralidad y "picanteó" la sesión con discursos duros que embarraron la cancha.

"La realidad no se condice con el tono triunfalista que hay acá", criticó Wolff, y agregó: "Afuera la gente se pregunta qué estamos festejando". 

De Loredo le lanzó dardos venenosos a Massa: "¿Estamos ante un hombre de Estado o ante u hombre que vino a copar el Estado?", chicaneó, provocando silbidos desde la bancada oficialista. Insólitamente, el radical cordobés también le pidió al líder del Frente Renovador que renuncie a su candidatura presidencial: "Sería una señal que está necesitando la sociedad".

Martín Tetaz, por su parte, cuestionó que en los palcos del recinto sólo hubieran personas vinculadas al oficialismo. "Las tribunas solo expresan a una tercera parte de la Argentina. Afuera hay dos terceras partes que no están contentas con lo que está pasando", afirmó.