El joven misionero de 22 años que está acusado de hackear el teléfono del ex ministro de Seguridad y Justicia porteño Marcelo D’Alessandro deberá declarar la semana próxima como imputado por el mismo delito pero con el diputado bonaerense Diego Santilli.

La jueza María Servini convocó a Elías Ezequiel Núñez Pinheiro, quien ya había declarado pero en calidad de testigo,  para el próximo lunes  pero como imputado.

Servini recibió días atrás la causa por la intrusión en el teléfono de D’Alessandro después de que una jueza de la Ciudad de Buenos Aires se declarara incompetente y le enviara el expediente.

Sobre esa base, Servini decidió indagarlo también por el hackeo a Santilli, sumando así una segunda imputación a la que ya tenía por D’Alessandro.

Núñez Pinheiro fue citado para el próximo lunes a las 12.30 de manera presencial, pero atento que su residencia es en la ciudad misionera de Eldorado podría pedir declarar por Zoom.

Comodoro Py se convirtió en “fuero de atracción” no sólo por la declinatoria de competencia de la Justicia de la Ciudad sino también por la condición de diputado nacional de Santilli.

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Por esa condición de representante en el Congreso, cualquier delito vinculado con su función tramita directamente ante los tribunales federales.

Cuando declaró como testigo, Núñez Pinheiro reconoció que le había comprado a Junior Gularte, una suerte de “bolsero” de tarjetas de celulares, una caja de Sim Cards “multitrámite”, que luego revendió como parte de su negocio de venta y reparación de celulares.

Pero afirmó que “no contaba con un listado numerado de cada una de ellas ni de las ventas efectuadas a los diferentes puntos comerciales” y explicó que la distribución “revestía una cierta informalidad”.

Núñez Pinheiro describió que hacía un recorrido en su propio automóvil “buscando en las ciudades aledañas a su domicilio, diversos locales que pudieran estar interesados en comprarle los chips en cuestión”.

Cuando declaró ante la Justicia de la Ciudad, reconoció que fue él quien intrusó el teléfono de D’Alessandro, contratado por un desconocido que lo contactó por Telegram y le pagó entre diez mil y 15 mil pesos por hackear varios teléfonos, entre ellos el de Santilli.