Transcurridos más de 12 meses de la llegada de la pandemia ocasionada por el virus Covid-19, como diputada nacional me encuentro haciendo el balance de las acciones tomadas por el Gobierno nacional, independientemente de los deficientes resultados sanitarios y del plan de vacunación que están a la vista.

En 2020 nos fue impuesta una cuarentena extensa y sin ningún tipo de planificación que, entre otras cosas, mantuvo cerradas las escuelas durante todo el año.

Las consecuencias económicas, sociales y educativas son catastróficas; y el Gobierno parece no hacerse cargo de nada.

Con una inflación interanual del 42%, las cifras de pobreza aumentaron dramáticamente en todo el país, alcanzando un 51% (INDEC) en el Conurbano bonaerense. Esto indica claramente que las medidas de restricciones tomadas por el Gobierno afectaron mucho más en los conglomerados urbanos arrasando con el trabajo de millones de argentinos que viven en la informalidad.

En la niñez y adolescencia el impacto es todavía mayor, dado que la pobreza alcanza al 57,7% en los menores de 14 años (INDEC) y dos de cada tres niños, niñas y adolescentes viven en hogares pobres (UCA).

Cerrar las escuelas durante todo 2020 sin dudas contribuyó a empeorar estos índices, sumando la estimación de FLACSO en la que más de 1,5 millones de estudiantes abandonaron la escuela.

Ante este duro panorama y con la certeza de que las escuelas, con los protocolos sanitarios correspondientes, son un lugar seguro tanto para personal educativo como estudiantes, resulta inaudito que desde el Gobierno nacional se impulse nuevamente la suspensión de las clases presenciales, promoviendo una virtualidad que es aún lejana en aquellos que menos tienen.

Sin ir más lejos, el 27,3% de chicos de barrios populares abandonó la escuela en 2020 y el 9,1% de esos chicos no piensan volver a la escuela en 2021.

La virtualidad lo único que ha generado es la profundización de las inequidades educativas, cuando la educación es la herramienta fundamental de igualdad.

Es por ello que como oposición nos tomaron por sorpresa las decisiones sin consulta tomadas por el presidente Alberto Fernández, cerrando las escuelas, proponiendo nuevamente la virtualidad y sin ninguna perspectiva de retorno a la presencialidad.

De los últimos anuncios sanitarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se desprenden decisiones tomadas en base a la evidencia y a datos comprobables, con un alto nivel de profesionalismo y en la búsqueda de informar a los vecinos sin imponer el miedo ni la persecución.

Desde el Gobierno nacional lo más repudiable es el alto nivel de autoritarismo que emana el Presidente, sumado a un discurso en el que por un lado convoca al diálogo político y por el otro pretende ponerle un candado al Congreso Nacional, solicitando la suma del poder público para hacer y deshacer sin respetar la división de poderes que garantiza el funcionamiento de la República.

El Presidente sólo le habla a su tribuna, ya perdió el diálogo con todos los argentinos. Prueba de ello fue en el reciente acto de inauguración de viviendas en Avellaneda, donde en primer lugar mintió descaradamente diciendo que durante la gestión de Juntos por el Cambio se había paralizado la obra, cuando en realidad fueron reactivadas y por eso el Gobierno nacional hoy puede inaugurarlas.

Y en segundo lugar, al hablar de la creación de universidades nacionales, manifestó que desde Juntos por el Cambio estamos en contra. Como pilarense y joven que decide emprender el desafío de la educación superior me tocó hacer el sacrificio de viajar cuatro horas diarias para poder estudiar en la Universidad de Buenos Aires la carrera de Ciencia Política.

Es por ello que asumí el compromiso de que ningún pilarense más tenga que pasar por este sacrificio para poder acceder a la
educación superior pública y de calidad.

Cuando el presidente de la Nación dice que va a enviar un proyecto para la creación de la Universidad Nacional de Pilar y dice que desde Juntos por el Cambio no estamos de acuerdo en su creación, parece ignorar por completo la existencia del expediente 2352-D-2020 del 27 de mayo de 2020.

Se trata explícitamente de un proyecto de ley de mi autoría que propone la creación de la Universidad Nacional de Pilar, el cual fue acompañado por diputados de todos los partidos que componen Juntos por el Cambio y por nuestro jefe de bloque, Cristian Ritondo.

La mentira y la chicana no pueden ser los elementos de gestión del Gobierno nacional, la educación es nuestra bandera y debe estar por encima de esta grieta que tanto daño nos hace a todos los argentinos y en especial a niños, niñas, adolescentes y jóvenes que ven su presente y futuro con incertidumbre.


(*) Adriana Cáceres es diputada nacional por la provincia de Buenos Aires del bloque PRO.