La relación entre Alemania y la Argentina es complementaria. “Quid pro quo”, locución latina que significa una cosa por otra, en realidad denota una equivocación semántica donde se confunde una cosa por otra pero que en las relaciones humanas, a lo largo de la historia, mutó para terminar significando dar “algo por algo”.

A pocos días de cumplirse un año de la primera visita a Europa y a Alemania, el presidente Alberto Fernández tomó nota de los ítems que le preocupan a la diplomacia germana. Negocios para sus empresas y en algunos casos resolver litigios pendientes que Mauricio Macri dejó sin resolver para fastidio de la canciller Angela Merkel.

La política más influyente del viejo continente de las últimas décadas, humilde y sencilla, podía llegar de urgencia a la reunión del G-20, en Buenos Aires en diciembre de 2018, ataviada con un vestido formal y una carterita a la función de gala del Teatro Colón ofrecida por Macri y hacerse un lugar para transmitir su preocupación por inversiones trabadas y algunos acuerdos de palabra incumplidos.

Ese es el talante negociador de Merkel quien pareció entenderse rápidamente con Alberto Fernández. El Presidente necesita acordar con el directorio del FMI nuevos plazos para la millonaria deuda que el país mantiene con el organismo para, una vez aprobada la refinanciación, destrabar garantías bancarias necesarias para que las empresas alemanas participen del consorcio que llevará adelante la represa Chihuido I en la provincia de Neuquén.

Previamente a la videoconferencia del lunes al mediodía, el Presidente redactó una carta con destino a la canciller para buscar un acercamiento más profundo. La represa hidroeléctrica de 637 MW Chihuido I, en la provincia de Neuquén, parece ser una de las principales apuestas de la administración del Frente de Todos en el terreno de la obra pública según se desprende de lo que escribió Alberto Fernández.

“Chihuido I es considerada de suma relevancia para el Estado nacional y mi gobierno tiene la voluntad de continuar con el proceso. Los equipos técnicos se encuentran abocados a la consideración de la estructuración de la nueva propuesta financiera”, anotó el primer mandatario en la misiva a Merkel. La misma dirigente que en 2018 le ofreció al entonces presidente Macri el financiamiento para la central hidroeléctrica si, sólo si, la compañía de su país Voith Hydro proveía la cuatro turbinas necesarias para su funcionamiento.

El proceso del que habla Fernández incluye las necesidades de fondeo de 2.250 millones de dólares para construir la represa y la autorización que le permitirá tomar un crédito de 1800 millones de dólares de la banca alemana para financiar, al menos, el 80% de las obras.

Todo fue aprobado por el Congreso Nacional durante la sanción del Presupuesto del presente año al igual que la autorización, que le servirá a la provincia de Neuquén, fondearse con un préstamo por 450 millones de dólares destinado a la construcción de la represa.

El renovado impulso para construirla  es una gran noticia que le llega a la UTE que llevará adelante las obras de construcción liderada por la empresa Helport de Eduardo Eurnekian. El empresario de ascendencia armenia terminó 2020 con una sonrisa teniendo en cuenta que los resultados para sus aeropuertos fueron catastróficos por la pandemia de Covid-19.

Su constructora Helport lidera el consorcio constructor con el 41% junto a Panedile Argentina con el 31%, y el resto en manos de José J. Chediack; Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino.

Voceros de las constructoras descuentan que el gobierno seguirá avanzando en la represa y las dudas pasan por el financiamiento de Alemania, negociaciones que demandarán la primera mitad del año. Para que avancen esos procesos financieros, el Ministerio de Economía de Martín Guzmán deberá llegar a un acuerdo con el directorio del FMI. Demás está decir que ningún banco de inversión europeo (Santander; Landesbank Baden; ING Bank) va a aprobar el financiamiento requerido si no hay un acuerdo con el organismo de crédito multilateral.

“Quid pro quo” se necesita el apoyo de Alemania y de Europa en el FMI. Merkel aseveró en el diálogo de hoy: “siempre los hemos apoyado y seguiremos haciéndolo”.

UN VIEJO RECLAMO EN EL CIADI

No trascendió en las comunicaciones oficiales de los dos gobiernos si los mandatarios hablaron de un tema recurrente desde el año 2007. Sin embargo, en Cancillería, saben que se trata de una piedra en el zapato en la relación.

Se trata del reclamo de la empresa constructora germana Hochtief que el 18 de diciembre de 2007 inició una demanda ante el tribunal arbitral patrocinado por el Banco Mundial para arreglos por incumplimientos contractuales de servicios y concesiones de Estados con empresas privadas.

La demanda se debió por supuestos incumplimientos en la concesión para la construcción y mantenimiento de autopistas con peajes y puentes entre las ciudades de Victoria, Entre Ríos, y Rosario, Santa Fe.

El problema financiero surgió por los reclamos en la diferencia cambiaria producida como consecuencia del fin de la convertibilidad y que alteró los balances y las reglas contractuales del acuerdo de inversión firmado entre Argentina y Alemania que garantizaban las inversiones directas.

La concesionaria teutona reclamó 157 millones de dólares por el régimen de pesificación y congelamiento de tarifas. En el fallo del tribunal arbitral de 2016, el CIADI, rechazó la mayoría de las demandas y sentenció a que el Estado Nacional pague sólo 13,4 millones de dólares. Para sorpresa de Angela Merkel el gobierno de Mauricio Macri nunca depositó. El monto no fue cancelado y se convirtió en un verdadero escollo de las relaciones entre Alemania y Argentina.

El gobierno de Alberto Fernández se ofreció a pagar la sentencia si la compañía retira la apelación por considerar insuficiente el monto. A raíz de estas negociaciones se ha abierto un paréntesis de tiempo, una suspensión del procedimiento, hasta el 1 de enero de 2022, de conformidad con el acuerdo de las partes involucradas.