Los hechos que tuvieron lugar en la puerta de la casa de Cristina Kirchner tienen un carácter altamente peligroso desde cualquier punto de vista.
Las conclusiones que se profundizan diariamente convergen en la misma magnitud de gravedad, así se trate de un atentado o de un montaje, pues ha causado revuelo en la opinión popular. No obstante, en lo concreto, deberíamos hacer a un lado la formulación de hipótesis acerca de lo que podría haber ocurrido o no dado que ninguno de nosotros tiene el contacto que tienen la jueza y el fiscal con el expediente.

Es menester, entonces, retomar la agenda de las problemáticas que nos afectan a todos. La Argentina transita un momento histórico desastroso. En tanto, dedicarnos a debatir detalles acerca de los hechos tiene una prioridad secundaria. Los encargados de resolver el escándalo son la jueza y el fiscal. La Justicia debe atender dicho suceso mientras que nosotros debemos tratar el incendio que tenemos en la puerta de nuestras casas. Un incendio que quema lo económico, a pesar de esta pequeña primavera por unos pocos miles de millones de dólares. El país está pulverizado, los salarios están devaluados y nos perjudica a todos.

El narcotráfico y la inseguridad van de la mano. En Quilmes hay una banda de motoqueros que ataca de a 20 o 30 personas. Ninguna persona normal puede defenderse. Esto ya ocurrió y ocurre en Venezuela. Nos estamos "venezuelizando" y "cubalizando". Tenemos la inseguridad de Venezuela y el desastre económico de Cuba.

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Viene al caso recordar una nota en el diario La Nación de un periodista que admiro mucho pero que no conozco, Román. Escribió que no todo el país es Uruguay y Juncal y trajo el caso de un chico de origen muy humilde con muchos méritos, Monzón, que estudia tres carreras al mismo tiempo. Mientras Monzón nos llena de ánimo y admiración, la crisis económica y de inseguridad, nos llena de desesperación. Pareciera que tanto en Nación como en PBA no hubiera Ministro de Seguridad.

El "discurso del odio"

No puede hacerse en contra del Gobierno sino en viceversa. Los partidos políticos y las empresas son débiles frente al Gobierno, que desarrolla campañas de "discurso de odio" contra un sector. Criticarlo no es una campaña de odio, es el ejercicio de la libertad de opinión. El kirchnerismo ha hecho del odio una estructura mental. Traen a colación a Ernesto Laclau, quien desarrolló su teoría en cuanto a la búsqueda del enemigo, es impactante.

El Partido Justicialista implantó el odio político en la Argentina y ahora, ridículamente, viene a rasgarse las vestiduras y a plantear que los "odiadores" son los otros. La incultura y la escasa superficialidad de análisis ha ido tomando lugar en todo el mundo, como decir que la tierra es plana. Es peligroso que se instalen este tipo de mentiras.

Alejandro Fargosi, ex consejero de la Magistratura.