En 2003, con esfuerzo y aceptando vivir en peligro, denuncie al país que se venía un desastre. Llegaba al poder la violencia política, el autoritarismo y la corrupción y, con esto el compromiso de quienes abrazamos la política como servicio público, de volver a luchar por la libertad.

Mientras asistíamos al desmoronamiento político, institucional, social, económico y moral de la nación, todo se hacía y justificaba bajo una caricaturesca y perversa idea, que se había transformado en una única sirena: la del progresismo del gobierno de los Kirchner que la llevaba a cabo. Veía que mis alertas no eran escuchadas, una mayoría de argentinos padeció un efecto sedante que los adormecía: el populismo.

La sociedad argentina no terminaba de internalizar que lo que plateábamos, es que lo que se jugaría era la mismísima democracia, que paulatinamente estaba siendo eliminada por un despiadado populismo.

Los pocos que aceptaban este peligro, creían que la madurez de nuestra democracia y nuestra sociedad nos protegería y bloquearía la consolidación de una hegemonía política totalizadora, que se convertiría en la nueva nomenclatura y la nueva oligarquía política y económica que se apoderaría del país.

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En 2008 en mi libro "El pingüino emperador, 20 años de poder bruto", editorial pluma y papel, quinta parte: La autocracia conservadora, Kirchner es conservador, pagina 127 escribía: "Uno siempre es lo que ha sido. El poder de producir efectos teatrales por parte de Kirchner y su envidia hacia aquellas personas que hacen política con fines nobles, entregando su vida, su tiempo y sus mejores esfuerzos por el país, le han causado la necesidad de crearse un pasado nuevo. Así se moldeo el pasado completo, del Kirchner rico desde siempre, progresista, preocupado por los derechos humanos, gran luchador contra la dictadura, de buen gobierno en Santa Cruz y con un perfil productivista. Nada de eso era cierto. Los Kirchner siempre fueron de derecha, procesistas y castrenses en los 70, se enriquecieron en la función pública y no antes, nunca hicieron nada por los derechos humanos y sus gobiernos han sido un drama para las fuerzas de la producción en la Provincia de Santa Cruz y el país".

Seguía en otro párrafo: "Es de derecha el dirigente que necesita que todos le teman, dado que expresa su temor por todas las formas del disenso y la crítica, que son el cimiento de la democracia y la base del sistema. Kirchner al asumir en 2003 hacia permanentes alusiones a la ruina económica que podía sobrevenir; sino se le daban todas las herramientas para gobernar en forma discrecional. Todo esto empujado con la identificación comprensible que la gente hacia con un hombre molesto con las rutinas del poder y su protocolo. ¿Quién no sintió cansancio en una misa, bautismo, acto escolar, casamiento? Todas esas liturgias cansan. Así el presidente era como la mayoría. La gente se acostumbra tanto y se adapta a un modelo de poder que, ante la presencia de algo diferente, siempre al inicio se alía a ese poder floreciente, operando a veces ello como una estrategia de cambio o bien como la renovación de una actitud oportunista de salvación. Así parecían encontrarse muchos argentinos en ese comienzo kirchnerista de 2003".

Eso escribíamos en 2008. Esta autocracia conservadora de los Kirchner no fue atendida por los críticos e intelectuales que creyeron en la mentira del progresismo Kirchnerista. Una concepción autocrática del poder que tiene origen en el fascismo.

Las columnas de opinión y ensayos que hablan del populismo, lo hacen con la idea de ocultar el verdadero contenido ideológico derechista de estos movimientos, que son un eufemismo posmoderno del vetusto termino fascismo.

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Veinte años más tarde, emerge una concepción del poder, que más alla de autodefinirse como libertaria o liberal, expresa esta nueva corriente derechista que desprecia las instituciones y la democracia y nos vuelve a traer la idea de la salida a través de las verdades reveladas y las recetas milagrosas de salvadores mesiánicos.

La ideología que vende Javier Milei, es peligrosa y anticonstitucional en cuanto propone la desaparición de las instituciones de la República. Una locura total; llamativo que a 40 años de democracia alguien reivindique un régimen que propugna poner en jaque lo esencial de la misma, como son los partidos políticos y el Congreso.

Una corriente que atrasa, que critica a la casta política con la cual se ha mimetizado, en vez de diferenciarse de esta. Así como el kirchnerismo romantizaba a los montoneros que despreciaban al régimen democrático, Milei reivindica un sistema autocrático de una autoridad mesiánica que quiere suprimir el estado.

Milei con ideas populistas les quiere hacer creer a los argentinos que el 11 de diciembre van a estar los dólares en sus bolsillos y van a poder comprar el pan dulce de navidad con dólares. La campaña de Milei es un stand up.

Representa ideas ultra conservadoras de extrema derecha, como  Viktor Orban en Hungría, Recep Tayyip Erdogan en Turquía, Vox en España, Matteo Salvini en Italia y Alice Elisabeth Weidel en Alemania, líder de la ultraderecha. Si dejamos reinar a los sindicalistas nada cambiará en la Argentina.

El pacto sindical entre Sergio Massa y Milei con los gordos esta sellado. Hay un pacto entre este neomenemismo tardío y lo más rancio y conservador del sindicalismo.

El Barrionuevismo neomenemista de Milei es una plaga que carcome la política. Claro, venimos de esta caricatura del "setentismo tardío y fallido"; espero que no se elija a un "menemista también tardío" que levanta un proyecto que ya fracasó y frustró a los argentinos.

La oligarquía sindical se la minimiza reformando la Ley de Obras Sociales, pero lo importante es que se les brinda salud a los afiliados. Si hay "copago", no hay Estado.

Milei vuelve a la política de Menem de entregar Malvinas, a cambio de migajas de negocios en nuestro mar, intentando seducir a los kelpers con su autodeterminación. Hay que volver a Arturo Illia y Miguel Ángel Zavala Ortiz.

El duhaldismo siempre intento armar algo para ganarle a los K. Lo intento con Chiche Duhalde, con Massa en el Frente Renovador, con Lavagna y ahora con Milei y empresarios y sindicalistas del PJ. Estamos como en 2003 si hubiera un balotaje entre Massa y Milei.

Hay algo que aprender. No hagamos lo mismo. Hace 20 años la sociedad no castigó a los responsables, aceptó como cambio a una estafa que trajo autoritarismo, violencia y corrupción y; no eligió a la verdadera alternativa de salida que tenía en ese entonces el país.

Los jóvenes deben saber que decir viejo meado es insultar a sus padres y abuelos. No digo que no lo voten, sino que tengan libertad de poder cuestionar a esos trolls.

Milei odia a sus progenitores. ¿Ustedes? El trato que le damos a los mayores y a nuestros abuelos habla de nuestra sociedad. No hay que olvidarse que todos vamos a envejecer.

Se acabó el simulacro de Milei que se dice libertario o liberal y es peronista. Milei es peronista y quiere ser Perón, como buen menemista busca eso, más alla de cómo se presente en esta coyuntura. Aspira a eso.

Le digo a Milei, que de un candidato a presidente se espera que dedique más tiempo a explicar sus proyectos que a hacerle oposición a la única oposición real al régimen kirchnerista. 

Que asuma esa realidad. No es cierto que ha explicado sus proyectos, solo ha esbozado ideas teóricas económicas impracticables, confusas y contradictorias.

¿Que va a hacer con la corrupción, con la salud, la seguridad, la educación, las relaciones internacionales, la región, los derechos humanos, la prensa, la transparencia, la Justicia y la pobreza?. No sé sabe. Ni pio a dicho.

Cambian los tiempos, cambian los momentos, las pasiones y la corrupción del PJ son siempre las mismas. Modos, prácticas y hábitos de la política peronista.

Disculpas por sospechar, pero los affaires "Chocolate" e "Insaurralde", parecen ser utilizados como producto de una planificación electoralista para indignar al votante y favorecer al candidato más disruptivo y antisistema.

No digo que son puestas en escena son hechos decadentes y reales que alguien los transforma en operaciones políticas en el tablero electoral.
Cristina Kirchner sacrifica a Insaurralde para complicarlo a Massa. Y de paso castiga a Kicillof por no querer ser candidato a Presidente. No confía en Massa, por eso tiene que cometer nuevos delitos en el Senado porque sabe que debe salvarse sola, como dijimos estos años no le hace gracia tener que poner su libertad en manos de Massa.

Milei promueve un neomenemismo tardío y fallido e insiste en un modelo que sucumbió a los encantos del dinero, eludiendo la denuncia de la corrupción y los atropellos de los derechos humanos, para ofertar, en cambio, su mecanismo de sálvese quien pueda y que a los pobres Dios los ayude.
Massa y Milei coinciden en intentar convencernos que la realidad será transformada en una ficción digerible y conveniente, dónde ellos, son los personajes salvadores.

Ambos naturalizan la maldad. Parece un oximoron, pero ambos prometen la vuelta de las prácticas del Menemismo como la forma de gobierno más deseada.

Infantilizan el discurso público con siniestras simplificaciones. La argentina tiene una oportunidad, pero esto no significa que sea para que la lleven adelante oportunistas. Los cambios se hacen desde la realidad efectiva. Los argentinos viven una angustia agónica que nunca se vio.

El actual estado de quiebras de las Reservas del Banco Central contrasta con la obscenidad de los millones de dólares en propiedades del Consorcio Báez-Kirchner que describió el Fiscal Luciani. Mas república y menos parásitos para reconstruir Argentina.

Nos han legado un Estado mendicante con un pasado rico. Pasar la gorra en el extranjero como un hecho habitual. Salen a mendigar los mismos que produjeron el mayor latrocinio en la historia argentina.

En la historia argentina pre Menem, todos los políticos apenas cuestionados, imputados o procesados renunciaban para someterse a la justicia. Pensar que algunos dicen que la salida es Menem y usaron su doctrina para atornillarse en el poder aun con procesamientos firmes. ¿Cuándo cambio la política y se perdió todo sentido del honor? Eso es lo que hay que recuperar y vemos qué hoy tienen las democracias más avanzadas.

Los restos de institucionalidad que no pudo terminar de demoler Cristina Kirchner, hoy la ponen en el banquillo y la colocan en un lugar privilegiado de la historia de la decadencia argentina.

La mala política y la corrupción son la causa del atraso. El colapso económico es el efecto de este drama.
Milei habla del efecto y nunca de la causa, para no criticar al PJ, a Cristina, a Massa, los empresarios que viven del estado y los sindicalistas mafiosos con los que se alió.

Lo peor que le puede pasar a Milei es ser presidente. Le harán hacer el ajuste y luego lo harán trastabillar. Le van a inventar un juicio político. Durará de ganar lo que quiera el PJ.

Barrionuevo es Duhalde y entonces Milei tomo el lugar de Massa en el Frente Renovador. Massa se emancipó y Milei sigue con la patria potestad. Milei será el Duhalde de Kirchner. Que hará el ajuste y será desechado.

Milei ha dejado al descubierto que es un político amnistiando a la mafia sindical y garantizándole sus negociados a cambio de sus votos y fiscalización para llegar al poder.

Es la mayor corrupción posible. Antes hubiese amnistiado a los militares de la dictadura. Los que llevaron adelante el pacto militar, sindical de impunidad que denunció y frustro Raúl Alfonsín. De ahí, tal vez, el encono con este decente y democrático Presidente.

La intolerancia de los libertarios a la libertad parece un juego de palabras, su negativa a no dar notas salvo a quienes los elogian, y sus posturas erráticas en el parlamento, hablan de la esencia de este grupo que le tiene miedo a la libertad del debate. No hay historia nacional que no haya sucumbido en algunos periodos a esa lepra llamada intolerancia.

El intolerante detesta el cambio libre de ideas. Su acervo intelectual consiste de unas cuantas afirmaciones que trata de imponer a los demás. Se mueven en un sistema cerrado, donde las verdades no tienen cabida.

Todas las ideas que propone Milei no tienen aceptación.  Dolarizar la economía, eliminar el banco central, los vouchers educativos, generar un sistema de salud con vouchers, cerrar el Conicet, la libre portación de armas y la venta de órganos.

Los votantes de Milei, no apoyan estas medidas y es más creen que son imposibles de implementar. Solo lo votan por ser nuevo y prometer terminar con la casta, que es un eufemismo de aquella propuesta ochentosa de la derecha, de terminar con el "establishment", que en inglés significa "clase dirigente". Menemismo al palo.

La verdadera cara de los libertarios es Luis Barrionuevo, quien aspira a manejar los planes sociales. Cristina Kirchner lo quiso echar del Senado por quemar urnas electorales. Milei es una síntesis de esas prácticas antidemocráticas.

Milei trata de culminar la demolición institucional que quiere Cristina Kirchner. Odian las instituciones de la República, comparten la visión del "Estado soy yo".
El mesianismo sin república de Milei, tiene el mismo defecto que el mesianismo Kirchnerista, el pueblo cautivo de líderes populistas con soluciones mágicas que demonizan a quienes no comparten sus ideas. Comparten el odio a la prensa independiente o aquella que no es genuflexa.

Milei no quiere Estado, salvo el de él mismo. Un Estado unipersonal de un dictador. Pero eso si, con fuerzas armadas para seguridad interior. Su modelo solo cierra con las fuerzas armadas puestas en tareas de seguridad interior. Y con Barrionuevo currando con los planes sociales. La tarea inconclusa de Cristina Kirchner para demoler las instituciones republicanas la quieren continuar los libertarios.

El populismo carcomió al Estado de Israel dijo Harari. Nosotros también estamos carcomidos por esa plaga que encarnan los funcionarios K, fugadores seriales de dinero y exhibidores obscenos de lujos, propios de jeques árabes. Votemos seriedad, cambiemos esto.

El intolerante en campaña siempre te muestra que es bueno (Kirchner es el mejor ejemplo), Milei al revés ya te muestra en campaña que es intolerante y te dice lo que va a hacer: censura, nada de ruedas de prensa, persecución, imposición, caza de brujas. ¿Eso es una alternativa al kirchnerismo a la nomenclatura, oligarquía política? ¿Esa es la salida a la corrupción, la violencia y el autoritarismo?

Milei, cambia las promesas de campaña, se desdice y lo que promete antes de que ser elegido ya dice –en campaña- que no lo va a hacer. No vamos a precisar una nueva 125 para saber quién es. El autoritario cuando no le salen las cosas se vuelve dictador.

Solo Milei deja a Cristina competitiva. Milei es el único que garantiza que Cristina pueda volver. Cristina apuesta por Milei por lo bajo, pensando en su vuelta. Votar a Milei es hacer lo que Cristina quiere, porque ella quiere que gane Milei.

No está bien pensar igual que Cristina porque ella no está pensando en el país, sino en la continuidad de su liderazgo tóxico y corrupto. Todo aquel que cree que hay algo bueno en el triunfo de Milei, está coincidiendo con Cristina lo acepte o no.

Los que acompañan a Milei lo van a dejar solo, van a decir que Milei se alejó de los lineamientos de campaña, que por eso ya no lo pueden acompañar.

Los legisladores de Milei van a hacer como Carlos "Chacho" Álvarez, que fijate las ganas que tenía de desestabilizar que le creyó a Hugo Moyano. Si Milei gana es porque al PJ le funcionó el plan B. 

Milei necesita que estés muy mal, para con poco hacerte creer que él te salvó y estás mejor. Cuanto más caos y devaluación hay, más rápido corrige el país su caos pero la gente se muere de hambre en la transición.

Milei les está diciendo a los argentinos que solo podemos salir, si previamente todos somos brutalmente pobres. Bien pobres, muy pobres. Milei dice que es distinto, pero está dispuesto a sumar al pasado que hipoteco a la Argentina. Que no te vuelvan a engañar como lo hicieron los Kirchner con que fueron progresistas y hoy Milei con que es liberal. A la gran mentira histórica de los Kirchner progresistas emerge una nueva, la de Milei liberal.

(*) - Álvaro de Lamadrid es dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR).