Juntos por el Cambio se enfrenta a un dilema: si escuchar o no lo que denominan "cantos de sirena" del oficialismo para acordar el adelantamiento de elecciones y la conformación de una comisión intersectorial de seguimiento de la pandemia.

Luego de un momento inicial de concordia entre las dos fuerzas hegemónicas -hasta el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio, Mario Negri, elevó a Alberto Fernández al título de "comandante en jefe" para dar la batalla contra el Covid-, la oposición cambió de piel y se fue pintando la cara para la guerra a medida que el Gobierno fue dando tropezones en la gestión de la pandemia y la economía.

Ahora que viene ganando altura la "segunda ola", el Gobierno busca recuperar algo de ese espíritu de colaboración de la primera hora, para fijar una agenda consensuada y repartir los costos de posibles errores, así como los dividendos de eventuales aciertos.

Paradójicamente, la convocatoria al diálogo que Juntos por el Cambio siempre le exigió al Gobierno está generando fisuras dentro de sus filas. El ala "hard" de la oposición señala que ya es tarde para un acercamiento y detecta en los planes del oficialismo maniobras de aprovechamiento político y oportunismo. Una suerte de trampa debe evitar a toda costa.

En cambio, la oposición moderada ve una ventana de oportunidad para ser tenidos en cuenta en las decisiones y acordar soluciones a los problemas. En este grupo se encuentran todos los diputados por la Ciudad de Buenos Aires (a excepción de Fernando Iglesias) cercanos a Rodríguez Larreta, los que reportan a Emilio Monzó como Sebastián García de Luca y Silvia Lospennato, sumado los vidalistas y un sector de los radicales.

En sintonía dialoguista, tanto Negri como el titular del bloque del PRO, Cristian Ritondo, se mostraron satisfechos con el tono y el contenido del encuentro que mantuvieron días atrás con el ministro de Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, y se comprometieron a trasladar (¿convencer?) las propuestas a la mesa nacional de Juntos por el Cambio, que se volverá a reunirse por zoom este miércoles por la mañana.

La jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, ya había anticipado que le parecía "razonable" la idea de posponer un mes las elecciones PASO, para que no coincidan con el pico de la "segunda ola".

Incluso la ex diputada nacional había deslizado que la postergación del cronograma podría favorecer a Juntos por el Cambio ya que esa fuerza política opositora tiene una mayor
llegada en el electorado de adultos mayores, menos propensos a concurrir a las urnas en el momento más álgido de la pandemia.

La opinión de Carrió por sí sola alcanza para alinear a todo el bloque de la Coalición Cívica en el sentido que ella determine.

En el PRO y en la UCR, en cambio, hay sectores que no quieren darle ni un ápice de confianza a un Gobierno que -según dicen- apenas tenga la oportunidad, te traiciona.

"A los peronistas no les podés dar ni un metro en temas electorales. Te comen crudo", señalaron a NA fuentes parlamentarias de Juntos por el Cambio.

En declaraciones televisivas, Fernando Iglesias desestimó la propuesta de De Pedro para crear una comisión que monitoree la evolución de la pandemia en el país: "Nosotros ya hicimos recomendaciones (sobre la pandemia). Lo que quiere Wado de Pedro es una foto".

El diputado nacional y presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, es otro de los que se ponen en guardia frente a cualquier iniciativa que provenga del Frente de Todos.

"Quieren hacernos copartícipes del fracaso de la gestión sanitaria", apuntó sobre la propuesta para crear una comisión amplia e intersectorial que haga participar a la oposición en el monitoreo de la pandemia y de las respuestas que brinda Estado a la emergencia sanitaria. Lo curioso y hasta insólito es que, cuando el escándalo del "vacunatorio VIP ocupaba la centralidad de la agenda mediática, Cornejo junto a Luis Petri reclamaron a través de un proyecto la creación de una comisión de seguimiento parlamentario de la pandemia.

El mendocino no es el único que se resiste a tenderle la mano al oficialismo. En la UCR son varios los que lo siguen y en el bando ultramacrista que responde a la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, no quieren saber nada con pactar una tregua. Y hace tiempo que no disimulan las diferencias con el sector "dialoguista" de Ritondo y compañía, al que acusan de ser "dócil" y "funcional" al Frente de Todos.

En el grupo del macrismo duro se inscriben diputados como Waldo Wolff, Fernando Iglesias, Álvaro de Lamadrid y Jorge Enríquez, entre otros.

"No hay consenso dentro de Juntos por el Cambio. Negri y Ritondo no reflejan al resto de sus respectivos bloques. Desde nuestro sector descreemos de este tipo de acercamientos que propone el Gobierno. Quiere retrasar las elecciones porque piensa que así tendrá más chances", explicaron fuentes del ala dura.

No obstante, admitieron que si el oficialismo cediera en alguno de los pedidos de Juntos por el Cambio, como la implementación de la boleta única de papel o la admisión del voto de residentes en el extranjero por correo postal, podría haber un principio de acuerdo.

Más allá de cuál sea la postura que finalmente logre consensuar Juntos por el Cambio, el Frente de Todos asegura tener los votos para aprobar la postergación del cronograma electoral. Preferiría -eso sí- un acuerdo amplio con la oposición para darle mayor fuerza y legitimidad.