Avanzar o retroceder
Hay dos modelos: uno de crecimiento con la gente adentro, otro sin crecimiento y con la gente afuera. Lo que ellos proponen es lo que ya hicieron. Lo que nosotros proponemos es lo que estamos haciendo.
Hay dos modelos, pero un solo país. Por eso, las elecciones de medio término son importantes: según sus resultados, fortalecen el proyecto en marcha o le dan más poder a la oposición para que ésta dificulte el despliegue del Gobierno.
Ambos modelos parten de lugares diferentes, tienen creencias distintas y, por lo tanto, tienden a expresar posiciones opuestas.
¿Qué hicieron quienes gobernaron la Argentina a partir del año 2015? Abrieron la economía, salieron corriendo a pagarle a los fondos buitre e iniciaron un fenomenal proceso de endeudamiento. A estos fondos les abonaron 9.300 millones de dólares emitiendo deuda.
Esa fue una decisión emblemática: junto a ella iniciaron la apertura del mercado para que los capitales golondrina entraran al país, acumularan ganancias y luego se fueran. Cuando el endeudamiento llegó a un límite y nadie les quiso prestar más, dieron el segundo paso: recurrieron al Fondo Monetario Internacional y ahí se endeudaron en otros 45.000 millones de dólares, con la ayuda reconocida del gobierno de Estados Unidos.
Lo que harían si algún día volvieran al Gobierno es lo que ya hicieron: abrir el mercado para que entren y salgan los capitales con absoluta libertad y sin condicionamientos; bajar los impuestos y hacerlos más regresivos, porque dicen que son muy altos y que por eso las empresas no invierten en el país; reformar las leyes laborales y las leyes previsionales, entre otras medidas.
Tampoco están de acuerdo con los subsidios a las tarifas de servicios públicos. Pero fue porque ellos las aumentaron en un 3.000% que se hizo necesario congelarlas. Es decir, para cada cuestión que aparece en la agenda tenemos posiciones diferentes.
Un tema central en disputa entre los dos modelos es la progresividad o regresividad del sistema impositivo. En la actualidad, hay un debate global sobre la necesidad de modificar las políticas tributarias aplicando gravámenes a las grandes fortunas y a las grandes ganancias. Un proyecto que quiere redistribuir no tiene otra herramienta más eficaz con que hacerlo que la progresividad de sus políticas impositivas.
El planeta afronta hoy el drama de la sideral acumulación de la riqueza. El mundo no es pobre: es inmensamente rico, pero su riqueza está mal distribuida. Entonces: es necesario desarrollar políticas para distribuir esa riqueza. Para ello, hay que elaborar y promulgar leyes que reviertan la permanente transferencia desde los que menos tienen a los que más tienen.
Nuestro Gobierno viene insistiendo con que su programa económico es el Presupuesto nacional. Éste es la guía y es el plan. El 15 de septiembre el Gobierno nacional deberá presentarle al Parlamento el proyecto de ley de Presupuesto para el año 2022.
Las medidas que allí estarán contenidas representarán el modelo de país que el oficialismo está pensando para el futuro inmediato. Son los ejes fundamentales para la gestión del año que viene y la proyección de los años subsiguientes: las políticas a implementar para que las tarifas vayan por detrás de la inflación y para que los salarios y las prestaciones previsionales le ganen a la suba de los precios, entre otras cuestiones.
En síntesis: es la descripción de un proyecto de crecimiento con distribución empezando por aliviar la situación de los que menos tienen.
En cambio, el modelo de la oposición, el que implementaron en el periodo 2015–2019, desató en la Argentina una crisis enorme.
Por eso, la primera ley que sancionó el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, inmediatamente después de que asumieron, fue la 27.541 de Solidaridad Social y Reactivación Productiva.
La misma establecía “la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria, energética, sanitaria y social”. En total, nueve emergencias. Es decir: la nueva administración recibía un país en estado calamitoso. Apenas tres meses después, se sumó a ello la llegada del virus y sus consecuencias.
Por supuesto, también en el modo de afrontar esa crisis sanitaria se pusieron de manifiesto las diferencias entre los dos modelos.
En un reciente documento del Gobierno nacional se compararon las políticas de impulso a la producción entre las administraciones nacional y porteña: “En la Ciudad de Buenos Aires durante la pandemia las políticas de promoción a la producción y el trabajo impulsadas por el Gobierno nacional a través del Ministerio de Desarrollo Productivo significaron 500 veces más plata que el presupuesto total destinado a políticas productivas del Gobierno porteño”. Es sólo un ejemplo. Podríamos citar otros muchos.
Hay dos modelos: uno de crecimiento con la gente adentro, otro sin crecimiento y con la gente afuera. Lo que ellos proponen es lo que ya hicieron. Lo que nosotros proponemos es lo que estamos haciendo. Si, como todo indica, ganamos las próximas elecciones y los resultados obtenidos contribuyen a fortalecer la capacidad de gestión del gobierno, en un escenario donde la pandemia va quedando atrás, podremos avanzar con más profundidad y velocidad.
(* - Carlos Heller es diputado nacional por el Frente de Todos, presidente del Partido Solidario y precandidato a diputado nacional por el FdT en la ciudad de Buenos Aires).