La Argentina atraviesa un nuevo período de desasosiego económico, como ha ocurrido desde los últimos cincuenta años de manera reiterada.

Sin embargo, la posibilidad de no adquirir aviones cazas, submarinos, tanques y material rodante para la Fuerza Aérea, la Armada y el Ejército nacional no es una opción ante los graves desafíos geopolíticos existentes, previos a la crisis generada por la invasión de la Federación de Rusia a Ucrania y posteriores a la orden de ataque lanzada por Vladimir Putin, que ha trastocado los fundamentos del Derecho Internacional.

En ese contexto, NA informó que el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, institución que conduce el teniente general, Juan Martín Paleo, tiene ambiciosos proyectos para la defensa del territorio nacional aún en épocas de vacas flacas para el país.

En la exposición que se desarrolló a fines de marzo para inaugurar el ciclo académico 2022 de la Escuela Superior de Guerra Conjunta que encabezó el ministro del área, Jorge Taiana, quedó claro que se avanza en un plan para fortalecer la presencia militar en Tierra del Fuego que permitirá unir a la provincia más austral con el continente blanco.

Podría pensarse como una especie de puente con la Antártida Argentina, que estará situado a pocos kilómetros de la guarnición usurpadora británica apostada en las Islas Malvinas.

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En ese contexto, Tierra del Fuego y su ciudad principal Ushuaia, se prepara para recibir aviones de combate. Cazas que la Fuerza Aérea ya no tiene desde que decidió “jubilar” los Mirages franceses con más de cuatro décadas de servicio.

Pero, además, para desarrollar estos planes en el sur de nuestro país se necesitan submarinos, arma principal de la Armada. Luego de la tragedia del ARA San Juan, un submarino clase TR-1700, de 66 metros de largo y 3,6 de ancho, que perdió contacto con su base a las 7.19 del miércoles 15 de noviembre de 2017, ocho horas después de que el jefe de operaciones del submarino informara sobre un principio de incendio en el tanque de baterías número 3, provocado presuntamente por el ingreso de agua por el sistema de ventilación, y que terminó provocando su hundimiento, se ha tornado urgente que el Estado nacional salga de compras por los astilleros europeos.

Una visita oficial por Paris y Berlín del ministro Taiana

El ARA San Juan merece su continuidad. Los nombres de los buques de guerra nacionales constituyen de por sí una tradición naval. Un ejemplo de ello son los nombres propios de San Martín y Brown que se han utilizado doce veces para bautizar a distintas naves, tantas como los buques de nuestra fecha patria: 25 de Mayo. Otros ejemplos son los de: Libertad e Independencia que lucieron en la popas nueve veces cada uno; ocho veces la fecha del 9 de Julio y seis veces el de General Belgrano.

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Se trata de una tradición sostenida en el tiempo que enseña la idiosincrasia naval argentina, sus ideales, sus fastos y sus héroes.

Los 44 tripulantes que perdieron la vida sirviendo a la Nación en el ARA San Juan no serán olvidados pero la máquina submarina quizá deje de ser de fabricación alemana para ser francesa.

A juzgar por las conversaciones sostenidas entre el ministro del área Jorge Taiana con su par francés Sébastien Lecornu están avanzadas las negociaciones para adquirir un submarino Scorpène cuyo costo es alto, cercano a los 800 millones de dólares.

Por lo que, hallar soluciones de financiamiento con el estado galo se vuelve fundamental si, además, tenemos en cuenta que los planes de la Armada para cubrir la extensión del litoral marítimo nacional necesitaría del servicio de tres de estos submarinos que fabrica el astillero  Naval Group, anteriormente conocido como DCNS, de Cherburgo en Normandía y que, también, se produce en instalaciones navales de Rio de Janeiro, Brasil y Bombay, India.

Por otra parte, la balanza podría inclinarse a favor de adquirir estos submarinos Scorpène, pez escorpión en francés, pues proviene de un proyecto hispano-francés que tiene numerosas unidades en servicio en las armadas de Latinoamérica. Chile fue el primer país en encargar dos submarinos y Brasil cuenta con 4 naves al servicio del Arsenal de Marinha.

Hay otras opciones y otros astilleros que intentarán acercar sus listas de productos y, desde  luego, Taina no descarta al grupo germano Thyssenkrupp. El conglomerado industrial relacionado a la fundición y forja de acero y a la industria bélica alemana ofrece algunas de las alternativas tecnológicas más sofisticadas como los submarinos de la clase 209 de HDW, que son publicitados como los más silenciosos y difíciles de detectar, por contar con sistemas de propulsión independientes del aire (AIP) que alargan el tiempo de inmersión y aumentan el alcance sumergido del submarino para evitar la detección de este tipo de embarcaciones.

Estas unidades diésel-electrónicas han sido adquiridas por cerca de 20 armadas de distintos  países de Occidente.

El malogrado ARA San Juan, era un modelo tipo TR-1700 construido en los astilleros de Thyssen en Emden, Alemania, donde fue botado el 20 de junio de 1983, contaba con una propulsión diésel-eléctrica convencional con sistema snorkel, un dispositivo que permite a un submarino operar sus motores diésel sumergido a profundidad de periscopio sin dejar de tomar en el aire de la superficie, que le permitía realizar ataques contra fuerzas de superficie, submarinos y operaciones de minado.

Acaso uno de los puntos más interesantes de la vida del ARA San Juan fueron los planes que existieron luego de la guerra de las Malvinas para dotar a la nave submarina de propulsión nuclear, proyecto abandonado por la administración de Raúl Alfonsín, pero vuelto a analizar por la gestión de Nilda Garré en Defensa en el año 2010.

La posibilidad estudiada por los técnicos del INVAP utilizando el prototipo de reactor nuclear de baja potencia Carem no prosperó y, finalmente, el submarino navegó hacía su trágico destino en el año 2017.

Entre desconfianzas geopolíticas y restricciones presupuestarias, la Armada observa, hoy en día, como no cuenta con las armas necesarias para defender la Nación cuestión que podría comenzar a solucionarse si se avanza en un acuerdo con algún astillero europeo.

En declaraciones a zona-militar.com luego del encuentro con el CEO de Naval Group, Piere Eric Pommellet, Taiana afirmó, “Hemos tenido reuniones muy importantes durante estos días para fortalecer las ya sólidas relaciones de cooperación e intercambio y poner en valor las posibilidades que presenta la Argentina en este contexto mundial”.

Palabras de ocasión que esconden una posible elección porque por estas horas, Taiana, es recibido por Christine Lambrecht, ministra de Defensa alemana, que también le extiende una alfombra roja a su  visita oficial.