El vocero presidencial, Manuel Adorni, cruzó hoy al canciller de Venezuela, Yvan Gil, quien se había referido al gobierno de Javier Milei como "neonazi, sumiso y obediente", y sostuvo: "Qué se puede esperar de un burro más que una patada".

"La verdad que de un Gobierno de dictadores lo único que puede esperar son cuestiones que no merecen ni respuesta", consideró el vocero en su habitual rueda de prensa.

Los gobiernos de Argentina y Venezuela quedaron envueltos en tensiones diplomáticas luego de que Nicolás Maduro prohibiera que las aeronaves argentinas puedan sobrevolar el espacio aéreo del país caribeño. Ante eso, el Gobierno argentino anticipó que acudirá a Naciones Unidas. 

En su cuenta de X, el canciller Gil aseguró: "El gobierno neonazi de Argentina, no solo es sumiso y obediente con su amo imperial, sino que tiene un vocero ‘cara de tabla’, El Sr. Manuel Adorni pretende desconocer las consecuencias de sus actos de piratería y robo contra Venezuela, las cuales fueron advertidas en reiteradas ocasiones antes del acto delictivo cometido contra EMTRASUR”.

"Venezuela ejerce plena soberanía en su espacio aéreo, y reitera que ninguna aeronave, que provenga o se dirija a la Argentina, podrá sobrevolar nuestro territorio, hasta que nuestra empresa sea debidamente compensada por los daños causados, después de las acciones ilegales realizadas, solo con el fin de complacer a sus tutores del norte", agregó el funcionario de Maduro.

Adorni, por su parte, sostuvo este miércoles: "Nos entristece por el pueblo venezolano que estos energúmenos los gobierne". "Hay que restarle importancia a lo que venga de un Gobierno de dictadores. Puede decir lo que quiere", cerró.

El vocero explicó que la decisión de prohibir que aviones con bandera argentina utilicen el espacio aéreo venezolano "tiene un costo económico muy elevado, por lo tanto perjudican a un montón de pasajeros a los que se les harán más costos sus viajes".

El conflicto se desató luego de que en la madrugada del pasado 12 de febrero, el Boeing 747-300M Dreamliner de carga, que fue propiedad de la empresa iraní Mahan Air y actualmente pertenecía a Emtrasur, filial de la aerolínea venezolana Conviasa, empresas sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, partió rumbo a Estados Unidos, en respuesta a un pedido de decomiso.