Susana Stochero talló su nombre en la historia en 2004 al convertirse en la primera mujer en Latinoamérica en llegar a lo más alto de una central obrera: en ese entonces, se movía por la vida con su apellido de casada, Rueda. El divorcio hizo que volviera a usar el de su padre y que se generaran confusiones sobre su persona. "El `Rueda´ se lo quedó él, pero la experiencia es mía", explica entre risas la actual secretaria general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) de Santa Fe.

En sus casi 40 años de experiencia gremial, la santafesina sufrió en reiteradas oportunidades el "machismo" que imperó e impera en los sindicatos. La primera vez que le sucedió fue en 1985, en medio de un duro conflicto salarial y cuando se desempeñaba como secretaria gremial de ATSA Santa Fe: sus pares de la Comisión Directiva la acusaron de tener un amorío con el abogado de la patronal y la terminaron expulsando.

"No sólo era mentira, sino que lo peor es que no firmaron el acuerdo salarial que habíamos logrado, que era el doble de lo que luego consiguió la Federación (FATSA) a nivel nacional. Fue la primera vez que me hirieron en mi carácter de mujer", recuerda Stochero en diálogo con NA.

Sin embargo, ésa no sería la única vez que le sucedería algo así: cuando formó parte del secretariado general de la CGT, entre 2004 y 2005 junto a Hugo Moyano y José Luis Lingeri, la dirigente peronista volvería a recibir altas dosis de machismo, lo cual se vio exacerbado por la tensión interna que se vivía en la central obrera.

Tras la asunción de Néstor Kirchner al frente de la Casa Rosada en 2003, una de las principales metas del santacruceño fue unificar a la Confederación General del Trabajo que, como sucedió en reiteradas oportunidades, estaba fracturada y desparramada en distintas facciones.

En el marco de las negociaciones, Stochero, en ese momento con su apellido de casada, sabía que estaba la posibilidad de que fuera designada como secretaria adjunta, impulsada por el histórico líder de Sanidad, Carlos West Ocampo.

Lo curioso es que en esa situación la santafesina ve tanto una cuota de "adelantamiento" de West Ocampo en la cuestión de género, como una porción de aprovechamiento de parte de algunos dirigentes de FATSA: mientras el líder de la Federación conocía las aptitudes de Stochero, sus pares querían que fuera a la CGT para sacársela de encima, recuerda la referente sindical en una entrevista con Noticias Argentinas.

Al aceptar la propuesta del líder de FATSA, que luego se convalidó en un Congreso cegetista, la santafesina se convirtió en la primera mujer en Latinoamérica en llegar a lo más alto de una central obrera: a su lado estarían Moyano y Lingeri.

"Muchos pensaron que no aguantaba, que era un trámite y que me iba a ir rápido. Ahí empecé a sentir lo que era el patriarcado y su poder", analiza Stochero, quien aún hoy recuerda todas y cada una de las incómodas situaciones que debió vivir en Azopardo 802.

Como si las hubiese practicado de memoria, la actual secretaria general de ATSA Santa Fe enumera: "Abrir la puerta y meterme en una reunión a la que no me habían invitado, ni siquiera avisado; proponer algo en una reunión, que todos dijeran que no y escuchar cómo destacaban a otro compañero que cinco minutos después proponía exactamente lo mismo que yo".

No obstante, la santafesina tiene una de las más insólitas anécdotas de la historia de la CGT: "Moyano se había quedado con el despacho de la Secretaría General y Lingeri con uno contiguo. Yo había agarrado el que históricamente era de Sanidad. Para ir al baño, que estaba del lado de los despachos de Moyano y Lingeri, tenía que tocar timbre para que la secretaria de Moyano me abriera la puerta, porque la cerraban desde adentro. Eso marcó un corte, porque fue muy agresivo".

"Se mezclaban las diferencias políticas con el machismo", advierte Stochero, a 15 años de aquella experiencia.

Pero, además de esos factores, Stochero también resultaba chocante para los demás sindicalistas por su frontalidad: "En la primera reunión de Consejo Directivo les pedí que no fumaran, porque era insoportable y ya estaba prohibido hacerlo en lugares cerrados. (Omar) Viviani todavía se acuerda y me dice que pensó que yo era la loca que iba a dar órdenes".

"Y, ¿qué querés que haga? Si las únicas mujeres que conozco son mi vieja, mi mujer y mi hija", fue la justificación que esbozó ante la santafesina uno de los sindicalistas.

También relata el cruce que tuvo con Moyano en medio de la Casa Rosada tras el primer encuentro con Kirchner, a quien invitó a participar de un acto en la CGT por el aniversario número 52 del fallecimiento de Evita: "¿Por qué le dijiste eso, si hay organizado un acto de las 62 Organizaciones? Esto hay que discutirlo antes. Esto no lo tenés que hacer más", le espetó el líder camionero ante el ´atrevimiento´ de Rueda.

La santafesina asegura que los dirigentes de aquella CGT "no estaban acostumbrados a negociar con mujeres" y, pese a los cortocircuitos que tuvo con Moyano y el "machismo" que sufrió, define a su paso por la conducción de la central obrera como "una etapa genial" en su vida.

"Mi relación con los trabajadores y las trabajadoras fue muy buena, con todos los gremios. Incluso cuando la cosa estaba muy tensa con Hugo, los camioneros me cuidaban, me trataban muy bien. Aunque sí me dolieron las actitudes de desprecio machista", afirma la sindicalista.

Al ser consultada sobre cómo ve a la CGT a la hora de permitir que las mujeres puedan ocupar distintos espacios, Stochero remarcó que "hay muchos dirigentes que han cambiado sus ideas, porque el momento histórico es otro y el movimiento feminista ha ido haciendo conquistas concretas".

"Los componentes de representatividad del mundo del trabajo tienen que actualizarse. Van a seguir cambiando muchas situaciones porque la sociedad no reconoce a la representación que no entiende lo que está pasando", agregó.

Al comparar la cúpula de la CGT de su época con la actual, la santafesina calificó como "muy triste" que en este momento sólo haya una mujer en el Consejo Directivo (Noé Ruiz, de la Unión de Trabajadores de la Moda e Imagen Publicitaria) a diferencia de las cinco que hubo entre 2004 y 2005: además de Stochero estaban Ruiz; Marina Brignolo de UTEDYC; Lidia Juárez, de la Asociación Obrera Textil; y María Colacino, de la Federación Única de Viajantes de la Argentina.

De todos modos, reconoce que esa diferencia también se debe a que "hoy no están todos los gremios en la conducción" de la central obrera.

"Lo viví como algo muy lindo. Fue una época maravillosa: una mujer, del Interior que pudo representar a todos los trabajadores y las trabajadoras del país", insiste la santafesina, que quiere dejar de ser la única mujer que llegó al Secretariado General de la CGT.