Por Antonio D'Eramo

La ministra de gobierno bonaerense, Teresa García, había tuiteado en noviembre de 2018, como un calco, las mismas palabras con las que los obispos argentinos señalaron el peligro de permitir el juego online y los desastres financieros que pueden acarrear hacia el interior de las familias argentinas. La actual funcionaria de Axel Kicillof era senadora entonces y aseveró: "Antes @mariuvidal decía que iba a luchar contra el juego en la Provincia, pero hoy quiere convertir cada casa en un casino". Y agregaba el hashtag No al juego online.

En tiempos de hiperconectividad nadie resiste archivo pero la decisión de fondo de habilitar tal polémico negocio reside en los mismos fundamentos que llevaron a la administración de Cambiemos a intentar reglamentarlo en 2018 y en 2019. Elevar la recaudación del fisco provincial. Vidal y sus funcionarios de Economía calculaban más de 500 millones de dólares de las empresas durante el primer año de facturación bruta. El fisco provincial podría recibir 75 millones o más en conceptos de ingresos brutos y 60 millones por canon que irán a la tesorería de Lotería provincial que, en la actualidad, dirige Omar Galdurralde.

El 31 de diciembre de 2020 el funcionario citado redactó el artículo tercero que determina que las empresas adjudicatarias de la licencia de juego online, deberán abonar 65 millones de pesos cada una por canon que ingresarán a Lotería en concepto de cargo fijo único.

Kicillof otorgó siete licencias de las 16 propuestas elevadas y que se pueden consultar en el Boletín Oficial del último día del 2020. Las propuestas debían ser de empresas argentinas acompañadas por una compañía del exterior según lo estipulado en su momento por la ley que trabajo el gobierno de Cambiemos. La sociedad extranjera debía contar con 75% del capital y el 25% restante de la empresa nacional. Luego de un año de dejar en el freezer la licitación, Kicillof y su gobierno, dieron vía libre a las apuestas online.

Los ganadores fueron Lla unión transitoria de empresas (UTE) de Daniel Mautone con la sueca Betsson. Mautone, de Casino Victoria, es socio de Daniel Angelici en los bingos bonaerenses. La UTE, Atlántica de Juegos, de PokerStars también con el ex presidente de Boca de socio en el tramo local.

La familia Tabanelli de Boldt consiguió su licencia junto a Cassava Enterprises de California, EEUU; reapareció Cristóbal López con Binbaires en sociedad con Federico Achával, del hipódromo de Palermo, y en sociedad con la empresa griega Intralot Internacional.

La empresa británica pionera en estas lides, William Hill, se asoció con el titular del Bingo Moreno, Antonio Lacquaniti y otro referente binguero, Gustavo Ranucci, del bingo Berazategui, también consiguió su asociación con los ingleses de Hillside. Por último, lograron su licencia Hotel Casino Tandil junto a Dynamo Tyche, que realiza software de juegos on line.

La bola cayó en el cero y se fueron con las manos vacías: Bingo Pilar de Alejandro Gravier y los españoles de Codere, los pioneros en máquinas tragamonedas en estas pampas y los que inauguraron los barcos casino de Puerto Madero.

CRÍTICAS DESDE LA IGLESIA Y EL SINDICALISMO

En Mar del Plata, sede del casino más emblemático de la Argentina, se terminó un paro de dos días en reclamo para que se cumplan todos los protocolos necesarios para que la actividad funcione de manera segura ante la pandemia de Covid-19. Hubo acuerdo, se trabajará de 23:00 a 6:00 y no las 24 horas, y el secretario gremial de Maestranza y Servicios de Casinos, Aníbal Settino explicó que "la reglamentación del juego online, ley 15.079 que se promulgó en el gobierno de Vidal, necesita ser mejorada. Nosotros no estamos de acuerdo porque va a afectar nuestra actividad. Queremos que se regule todo esto".

"En diciembre -agregó Settino- la actividad se derrumbó frente al mismo mes un año atrás. El volumen de juego estuvo alrededor del 30% de diciembre de 2019. Tengo en cuenta que abrimos el 14 de diciembre pero la afluencia de público en esos días fue baja en comparación".

La tentación de jugar en casa, en medio de las restricciones por el coronavirus, es el principal temor de los que integran este gremio.

"El jugador sólo puede ir al casino a jugar a las máquinas. Pero a una máquina porque no puede andar paseándose, probando suerte en distintas máquinas, como suele ocurrir en tiempos normales. Todo atenta contra nuestro trabajo, lamentablemente", añadió el gremialista.

Sin embargo, desde el sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar (ALEARA) los objetivos son otros, en principio, por la necesidad de transitar este período de salas cerradas por la cuarentena, o que funcionan muy limitadas en tiempos de distanciamiento social.

En octubre, ALEARA, rogaba a Horacio Rodríguez Larreta en la ciudad de Buenos Aires para que instrumentara el sistema de juego online, cuyas modificaciones habían sido aprobadas ese mes en la Legislatura porteña, porque "mientras las salas permanezcan cerradas o funcionen a media máquina, necesitamos que las empresas puedan recaudar para pagar nuestros salarios. Estuvimos inactivos durante toda la cuarentena y estamos lejos de la actividad previa al Covid", señalaba el secretario general, Ariel Fassione.

Pero la Iglesia fue y es contundente. Esta medida es una más que provocará un gigantesco malestar en las relaciones entre el papa Francisco, la Curia local y la administración kirchnerista de Kicillof.

A la polémica por la aprobación de la legalización del aborto a nivel nacional, la sanción del juego, a nivel provincial, viene a añadir más leña al fuego.

Para muestra habría que recordar lo que sostuvieron en un documento público, en el mes de septiembre de 2020, cuando el mismo tema se tramitaba en otro distrito, con otro signo político dominante, como es la Ciudad de Buenos Aires, gobernada por Juntos por el Cambio.

El Arzobispado de Buenos Aires, aquel que presidiera Jorge Bergoglio, redactó un documento que rezaba: "La Legislatura porten~a trató dos proyectos de ley: uno, para avanzar en la regulacioan del juego de azar en lianea y su publicidad; y el otro, paradoajicamente, con intenciones preventivas, para asistir a las adicciones compulsivas de jugadores (Ludopatiaa) y sus dramaaticas consecuencias familiares, sociales y en la vida misma de las víctimas que padecen este flagelo. Una ley promueve el juego legal como beneficio y la otra, intenta prevenir y asistir a los caídos. ¿No hay cierta perversidad en este sistema de legislar?".