Por Eduardo López*

El estallido de la pandemia desnudó un nuevo fracaso de Horacio Rodríguez Larreta como gestor estatal, que se suma a su paso por el gobierno de Fernando de la Rúa como interventor del PAMI y al rol que ocupó en la Mesa Chica de Mauricio Macri, donde participo en la toma de decisiones que dejaron al país y a la Ciudad con endeudamientos inéditos.

Además de negar vacantes en la escuela pública a alrededor de 25 mil niñas, niños y adolescentes, Larreta intentó cerrar secundarias nocturnas y profesorados y discontinuó la distribución de computadoras en las escuelas porteñas.

Lo denunciamos y logramos que la Justicia le ordenara entregar dispositivos y conectividad a quienes están en situación de desigualdad para garantizar la continuidad pedagógica.

Su respuesta fue desobedecer el fallo y recusar al juez.

Ahora anuncia que saldrá a buscar a "los niños perdidos durante la pandemia", como si viviéramos en un cuento infantil.

En lugar de cumplir la ley, prefiere revictimizarlos y convertir las escuelas en cibers para pobres.

Lo mismo sucede con los sectores medios de la Ciudad a los que obliga a elegir entre exponerse a la propagación del virus o llenar la heladera.

Con un horizonte cercano de 25 mil negocios cerrados, sigue sin hacer nada por los pequeños comerciantes, los bares y restaurantes, los taxistas, los monotributistas, los trabajadores de las cooperativas y quienes dependen de la economía informal.

Es imprescindible que el Gobierno de la Ciudad auxilie a quienes no pueden abrir sus negocios e implemente inmediatamente un IFE, un ATP y una moratoria porteños, complementarios de los que otorga la Nación.

La pandemia tiene que marcar un quiebre en la lógica de una gestión local que está sentada sobre un presupuesto millonario y no hace ningún esfuerzo para devolver lo que las y los trabajadores formales e informales pagan en concepto de impuestos.

(*) - Secretario general de la CTA Ciudad y secretario general del sindicato de docentes porteños UTE-Ctera.