Unicef alertó sobre los efectos del cambio climático en la infancia
Según el informe de Unicef, 920 millones de niñas y niños viven con escasez de agua, mientras que 820 millones sufren olas de calor.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió este viernes que unos 1.000 millones de niños, casi la mitad de los 2.200 millones que habitan el mundo, viven en uno de los 33 países considerados de muy alto riesgo por el impacto del cambio climático.
El informe sobre el Índice de Alto Riesgo Climático de la Infancia proporciona una nueva base empírica mundial sobre el número de niños expuestos a diversos efectos climáticos y tensiones ambientales, así como su vulnerabilidad a dichas alteraciones, según su acceso a los servicios esenciales.
Según el documento, 920 millones de niñas y niños viven con escasez de agua; 820 millones sufren olas de calor; 815 millones son vulnerables a la contaminación por plomo; 580 millones están expuestos a las inundaciones; 400 millones viven en regiones afectadas por huracanes y ciclones; mientras que otros 600 millones están riesgo de sufrir enfermedades agravadas por el cambio climático.
Unicef refiere que países como la República Centroafricana, Chad, Nigeria, Guinea y Guinea-Bissau están entre los más vulnerables a este fenómeno, y añadió que uno de cada tres niños en el planeta viven en zonas con presencia de al menos cuatro tipos de perturbaciones climáticas.
Asimismo, precisa que los 33 países considerados de muy alto riesgo son responsables de tan solo el 9 por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2); en tanto, las naciones que realizan más emisiones representan casi el 70 por ciento de las mismas.
La directora ejecutiva de Unicef, Henrrietta Fore, destacó que el escenario “seguirá empeorando a medida que los efectos del cambio climático se aceleren. El panorama es mucho más grave de lo que se puede imaginar. La vida de prácticamente todos los niños resultará afectada”.
Unicef ha proyectado una serie de medidas para atender esta alerta, como el aumento de inversiones para la adaptación y resiliencia al clima en servicios esenciales y de efecto inmediato sobre la niñez como son los sistemas de agua, saneamiento e higiene; y los servicios de salud y educación.