Un aluvión de misiles rusos dejaba este miércoles a los habitantes de Kiev sin electricidad ni agua interrupciones son cada vez más frecuentes para la población de la ciudad, de unos tres millones de habitantes.

Rusia volvió a golpear el sistema energético del país a finales de marzo de este año y cortó la mitad de su capacidad de generación.

En escenas que recuerdan al invierno boreal de 2023, las calles quedan a menudo sumidas en la oscuridad, el zumbido de los generadores privados se vuelve a oír en Kiev y la gente lleva linternas para desplazarse.

"El principal problema es la falta de agua", afirma Valeriy Tkalich, de 34 años, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters en su casa de Kiev, donde las bombas de agua no llegan a los pisos superiores sin electricidad. 

"Para cocinar, también hemos tenido que adaptarnos y comprar un pequeño hornillo de gas de camping para calentar las cosas", explica este gestor de productos informáticos. Padre de un bebé, afirmó que la realidad de su familia está más que "compicada".

Muchos ucranianos temen que las cosas empeoren a medida que se acerca el invierno, con el ejército ruso tomando la iniciativa en el campo de batalla e intensificando los ataques con misiles y drones contra las centrales térmicas e hidroeléctricas. Moscú afirma que la infraestructura energética de Ucrania es un objetivo militar legítimo y niega que se ataque a civiles. 

Pero miles de ucranianos murieron en ataques contra edificios residenciales, escuelas y hospitales desde principios de 2022, recordó Reuters.

Extracto y adaptación de un artículo escrito por Anastasia Malenko, para la agencia de noticias Reuters