Rishi Sunak, triste, anunció que renunciaría a su puesto como líder del partido y que, además, se reuniría con el rey Carlos para dimitir formalmente como primer ministro antes de que Keir Starmer fuera nombrado en su lugar.

"Al país me gustaría decirle ante todo que lo siento. He dado todo lo que tenía en este trabajo, pero usted ha enviado una señal clara de que el gobierno del Reino Unido debe cambiar, y su juicio es el único que importa. He escuchado su enfado, su decepción y asumo la responsabilidad de esta pérdida", indicó Sunak en un discurso final a las afueras de Downing Street.

Sostuvo que independientemente de sus desacuerdos políticos, respeta a Starmer, su reemplazante como un "hombre decente y de espíritu público". "Él y su familia merecen toda nuestra comprensión mientras realizan la enorme transición hacia sus nuevas vidas detrás de esta puerta", señaló.

El tono de Sunak marcó un marcado contraste con su enfoque en las últimas semanas de la campaña cuando, cada vez más desesperado a medida que las encuestas de opinión se negaban a moverse, arremetió contra Starmer, advirtiendo que el líder laborista aumentaría los impuestos, golpearía la economía y amenazaría su seguridad.

Sunak pasó 20 meses a cargo del partido, heredando una economía que sufría una inflación galopante y una reputación conservadora muy dañada por un final desordenado del mandato de Boris Johnson y el liderazgo aún más caótico y breve de Liz Truss, indicó la agencia de noticias Reuters.