George Shultz, ex secretario de Estado norteamericano durante el gobierno de Ronald Reagan, murió a los 100 años y ahora el mundo recuerda su vasta trayectoria diplomática.

Los medios informativos internacionales destacan este lunes que "Shultz ayudó a forjar una nueva era en las relaciones entre los Estados Unidos y la entonces Unión Soviética".

Le adjudican al ex funcionario norteamericano un papel fue determinante en el fin de la Guerra Fría.

Las causas de su deceso no habían sido comunicadas en las últimas horas.

Shultz dejó de existir en su residencia en el campus de la Universidad de Stanford, donde fue miembro distinguido del Instituto Hoover, según informó la institución con sede en California.

 Se había formado en economía y filosofía.

Se destacó en la diplomacia, los negocios y el mundo académico.

Sirvió a tres gobiernos de su país y ocupó cuatro altos cargos: secretario de Trabajo, secretario del Tesoro y director de la Oficina de Gestión y Presupuesto durante la Presidencia de Richard Nixon (1969 y 1974).

Anteriormente había formado parte del Consejo de Asesores Económicos del presidente republicano Dwight Eisenhower (1953 - 1961).

Pero sin duda, su mayor reconocimiento político lo alcanzó como jefe de la diplomacia estadounidense entre 1982 y 1989, periodo que coincidió con los últimos años de la Guerra Fría, pues es considerado una figura clave en el fin de este periodo, que inició tras la segunda Guerra Mundial con la directa competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Calificado como un hombre firme, paciente y discreto, logró completar un tratado histórico para eliminar los misiles nucleares de alcance medio de las superpotencias y estableció un patrón para los tratos entre Moscú y Washington, que hicieron de los derechos humanos un tema de rutina en la agenda.

La también ex secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y actual directora de la Institución Hoover, dijo en un comunicado que Shultz "será recordado en la historia como un hombre que hizo del mundo un lugar mejor".

Tras el bombardeo de octubre de 1983 del cuartel de los marines en Beirut que mató a 241 soldados estadounidenses, Shultz trabajó incansablemente para poner fin a la brutal guerra civil del Líbano, dice el sitio France24.com

"Pasó incontables horas de diplomacia entre las capitales de Medio Oriente tratando de asegurar la retirada de las fuerzas israelíes desplegadas en la región", destaca el medio francés.

El experto de la diplomacia estadounidense se mantuvo activo hasta los años noventa en el grupo de expertos de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford y en otros espacios.

También escribió libros y se pronunció contra el embargo a Cuba, la salida del Reino Unido de la Unión Europea y la resistencia del expresidente Donald Trump a los acuerdos internacionales, incluido el retiro de su país del Acuerdo de París sobre el cambio climático.

.

Una visita a la Argentina

Shultz fue además el primer secretario de Estado norteamericano que visitó la República Argentina desde que Alexander Haig participó activamente como mediador antes de que estallase la guerra de Malvinas, en abril de 1982.

El ahora fallecido secretario de Estado estuvo en Buenos Aires el 1 de agosto de 1988.

Llegó con el fin de pedir apoyo a la política de su país para América Central.

Entonces, el gobierno del radical Raúl Ricardo Alfonsín le pedía una colaboración amplia y urgente para mejorar la economía antes de las próximas elecciones generales.

Los partidos con representación parlamentaria no se pronunciaron contra la visita de Shultz, quien recibió en su hotel a cada uno de los candidatos presidenciales.

Sin embargo, las juventudes políticas de muchos partidos convocaron a una conferencia de prensa para criticar la "ofÍensiva" de los Estados Unidos y se produjo una acción concreta en las calles.

 El general Carl Vuono (quien había pisado una semana antes la Ciudad de Buenos Aires invitado por el general José Caridi) y Shultz eran señalados como símbolos del "nuevo avance imperialista" por las izquierdas y una tendencia del justicialismo.

Entonces la Juventud Peronista y los partidos de izquierda organizaron lo que resultó una gigantesca marcha de repudio a la visita.

Miembros del Partido Comunista pasearon el lunes a dos cochinillos, recuerdan los archivos del diario El País de España.

Los cerdos llevaban pintados el nombre de Shultz y banderas británicas y de los Estados Unidos en las orejas, por el centro de Buenos Aires.

La izquierda trotskista fue también partícipe activa de aquella manifestación y por entonces se aglutinaba en apenas dos partidos: el Movimiento Al Socialismo (MAS) -ahora multiplicado por IS, MST, Nuevo Mas, PTS, entre los más importantes- y el Partido Obrero, que recientemente también experimentó una escisión.