El buque de propiedad británica Rubymar, atacado por militantes hutíes el mes pasado, se hundió en el Mar Rojo, informó el sábado el gobierno de Yemen reconocido internacionalmente, el cual advirtió sobre una "catástrofe ambiental" debido al cargamento de fertilizantes del barco.

Se trata del primer buque perdido desde que los hutíes comenzaron a atacar el transporte marítimo comercial en noviembre, lo que obligó a las empresas navieras a desviar los buques hacia la ruta más larga y costosa alrededor del sur de África.

El navío, de propiedad británica y con bandera de Belice, se hundió la noche del viernes por "factores meteorológicos y fuertes vientos", indicó la célula de crisis que gestiona el hundimiento del buque en un comunicado reproducido por la agencia de noticias oficial yemení Saba, donde se advierte que el hundimiento "provocará un desastre medioambiental en las aguas territoriales yemeníes y en el mar Rojo".

El texto lamentó que la comunidad internacional no haya "respondido a los llamados del Gobierno para evitar el desastre" después de que el buque quedara abandonado y semihundido durante casi dos semanas. 

Las autoridades de Yemen analizan los pasos a seguir y buscan "determinar las mejores formas de afrontar las repercusiones y atender el desastre ambiental resultante".

El primer ministro y ministro de Exteriores de Yemen, Ahmed bin Mubarak, escribió en la plataforma X  que el hundimientodo "es una nueva tragedia para nuestro su país y su pueblo.

Además, denunció que Yemen "paga cada día el precio de las aventuras de la milicia hutí", que desde mediados de noviembre lleva efectuando ataques contra la navegación comercial en el mar Rojo en apoyo a los palestinos de la Franja de Gaza

El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) había indicado tras el ataque que el buque transportaba más de 41.000 toneladas de fertilizante, mientras que el gobierno yemení informó que tenía una carga de 22.000 toneladas de fosfato amónico, altamente tóxico. 

Según las autoridades de Yemen, la dirección del barco era de nacionalidad siria y su tripulación estaba formada por 24 personas: 11 sirios, seis egipcios, tres indios y cuatro filipinos, que fueron evacuados a Yibuti.