Moscú acusó este martes a los embajadores occidentales de inmiscuirse en los asuntos internos rusos al asistir al funeral del líder opositor Alexéi Navalny, al afirmar que su comportamiento plantea dudas sobre el sentido de tales enviados.

La guerra de Ucrania desencadenó la crisis más profunda en las relaciones de Rusia con Occidente desde la crisis de los misiles cubanos de 1962.

El presidente Vladimir Putin advertió que Occidente se arriesga a provocar una guerra nuclear si envía tropas a combatir.

Rusia se mostró consternada por lo que el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, calificó en la víspera que era una negativa de los embajadores de la Unión Europea a reunirse con él para mantener una conversación antes de las elecciones presidenciales rusas del 15 al 17 de marzo.

La portavoz ministerial, Maria Zajárova, se refirió a la negativa de los enviados diciendo al presentador de la televisión estatal rusa Vladimir Solovyov: “La pregunta surge de hecho entre todos: ¿qué están haciendo y por qué, cómo interpretan su conducta en el territorio de nuestro país si no cumplen su función más importante?”

Solovyov señaló que los embajadores de la UE asistieron el 1 de marzo al funeral de Navalny, a quien calificó de agente suyo.

Navalny, cuya muerte en una colonia penitenciaria del Ártico se anunció el 16 de febrero, siempre negó que fuera un agente 
occidental. 

Occidente considera que Putin es responsable de la muerte de Navalny.

Zajárova afirmó que la negativa de los enviados a hablar con Lavrov demuestra que se están inmiscuyendo en los asuntos de Moscú y están montando "espectáculos" en lugar de realizar labores diplomáticas.

El titular del programa de Solovyov rezaba así: “¿Hay que echar a los embajadores de la UE?”

Por Guy Faulconbridge, de la agencia de noticias Reuters