Los indígenas del Brasil denunciaron violaciones de derechos humanos por parte del Gobierno de Jair Bolsonaro que, según dicen, sembró la muerte y la pobreza en sus territorios.

El detonante de las protestas sería la condena a trabajos comunitarios de un misionero evangélico que además deberá pagar

una multa de más de 4.000 dólares por entregar un arma de fuego a indígenas del Amazonas.

Se concluyó que el religioso puso en riesgo la integridad física y cultural de la etnia de los zo'é, que no hablan

portugués y apenas han tenido contacto con personas e instituciones no nativas.

El misionero pertenece a un grupo cuya actividad en el pasado provocó varias muertes de los zo´é por el contagio de

enfermedades y fue expulsado de la zona.