Susana Hernández llegó muy temprano al panteón del pueblo de San Antonio Tecómitl, en la capital mexicana, para crear con solo tierra y agua un enorme cráneo que cubre la tumba de su padre, misma que adorna con flores y frutos que recién cortó para la celebración del Día de Muertos en México, el 1 y 2 de noviembre.

"Procuramos llegar muy temprano al panteón para limpiar la tumba y para aflojar la tierra y así empezar a hacer realidad la idea que tuvimos días antes para honrar la memoria de mi padre, quien acostumbraba a venir a adornar la tumba de mi abuelita Malena con una figura de lodo", dijo a Xinhua Hernández, maestra de educación básica en esa localidad.

En México, la tradición del Día de Muertos pinta los panteones y las casas de multicolor. Es una de las tradiciones más significativas del pueblo mexicano, donde los vivos honran a sus muertos y los reciben con rituales para convivir con ellos.

La profesora recordó que el origen de adornar las tumbas con lodo se debe a que muchas familias no tenían dinero para comprar un monumento o cruces de hierro para engalanar el sepulcro y, conforme fue pasando el tiempo, los lugareños adoptaron esta tradición que cada año llena de vida el camposanto.

México mantiene viva la tradición del Día de Muertos engalanando el camposanto

La peculiaridad de este ritual para honrar a los muertos es que se trabaja con el material natural de la tumba, es decir, con varas, agua, tierra, flores y frutos recién cortados, así como semillas de girasol, arroz o alpiste. Estos elementos dan forma a las esculturas que impactan a los visitantes, pues se pueden contemplar figuras prehispánicas como el Templo de Quetzalcóatl, que requiere horas de elaboración, así como cruces luminosas adornadas con flor de cempasúchil naranjas y amarillas. Además de tierra de panteón, los pobladores usan materiales como aserrín de colores, cal, copal y piedras para montar sus ofrendas.

Una semana antes de la festividad, Susana fue con su familia a la zona boscosa del poblado para recolectar frutos y algunas varas que ayudan a sostener las esculturas. "Usamos nuestras manos para hacer las figuras, aplanamos bien la tierra y dibujamos algunas grecas y alrededor de la tumba le ponemos veladoras que alumbran el camino de regreso a la Tierra de nuestros difuntos que vienen cada año a visitarnos un ratito", dijo Hernández.

Caminando por el cementerio, se pueden apreciar camiones, trenes, pirámides y cráneos colosales hechos de lodo. "No importa si hace frío, calor, si llueve o si huele mucho a humo, nosotros hacemos esto porque nos sentimos más cerca de nuestros seres queridos y también convivimos aquí todos los vivos, es algo muy peculiar", comentó la profesora.

Al igual que Susana, familias enteras pasan todo el día y la noche en el panteón a modo de festejo pues llevan comida típica mexicana, música, fotos y algunos de los objetos o alimentos preferidos de los difuntos que degustan en este mismo sitio.

"Todas las familias vienen a convivir, para nosotros es como una fiesta, algo que cada año hacemos por convicción y que estamos inculcando a nuestros hijos para que la tradición no se pierda", agregó Hernández.

En el Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia, sino a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en los altares ofrecidos. En este sentido, se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular, ya que comprende diversos significados, desde filosóficos hasta materiales.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró en 2008 esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su importancia y significado en tanto "se trata de una expresión tradicional, contemporánea y viviente a un mismo tiempo, integradora, representativa y comunitaria".

En México, la celebración del Día de Muertos varía de estado a estado, de pueblo en pueblo; sin embargo, en todo el país tiene el mismo propósito, reunir a las familias para dar la bienvenida a sus seres queridos que vuelven del más allá.