El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, negociará en las próximas semanas un aumento del gasto público para 2023 que podría superar los 200.000 millones de reales (39.000 millones de dólares), dijo su exministro de Hacienda y cercano colaborador Guido Mantega.

En una entrevista con Reuters, dijo que la primera tarea del nuevo gobierno que tomará el relevo del derechista Jair Bolsonaro el 1 de enero será revisar una propuesta de presupuesto para 2023 que calificó de "ficción".

Mantega dijo que el gobierno tendría que eximir al menos 120.000 millones de reales de nuevos gastos de un tope constitucional de gastos para cumplir con las promesas de campaña, como programas de bienestar más generosos. Para que el gobierno también amplíe las inversiones públicas "de emergencia" en infraestructura y vivienda, podría tener que liberar más de 200.000 millones de reales, añadió.

Mantega también advirtió de un posible déficit de ingresos federales el próximo año si la economía se expande menos del 2,5% de crecimiento del PIB previsto en el proyecto de presupuesto.

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"Si se observan las proyecciones del mercado, tal como van las cosas, el crecimiento sería del 0,5%. Si la economía crece un 0,5%, no se obtendrán los ingresos previstos. Además, la inflación será menor, y sabemos que la inflación ayuda a los ingresos fiscales", dijo.

Mantega dijo que el gobierno recién elegido debería trabajar este año con los legisladores para pedir una exención constitucional para aumentar el gasto el próximo año, mientras que un equipo de transición bajo la dirección de Lula comenzaría a debatir la política a largo plazo que reemplazará al actual límite de gasto.

"Para llegar a un consenso sobre el ancla fiscal, se necesita más tiempo de discusión", dijo.

Mantega dijo que los asesores de Lula están sopesando dos propuestas principales para un marco fiscal. La primera implica un rango objetivo para el superávit primario de Brasil y la segunda es una norma que permita la expansión de las inversiones públicas.

Lula se ha comprometido a eximir del pago del impuesto sobre la renta a los trabajadores que ganen hasta 5.000 reales, lo que, según Mantega, costaría unos 120.000 millones de reales.

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"Es un costo muy alto, tendría que hacerse gradualmente y en medio de una reforma tributaria sin desequilibrar las cuentas públicas", expresó.

Mantega dijo que "ciertamente" no asumirá ningún ministerio, y sugirió que tanto la reforma tributaria como la nueva política fiscal serán diseñadas con la colaboración de economistas que ayudaron a estabilizar la economía en los años 90, como Pedro Malan y Persio Arida.

Destacó que la coalición de centro-izquierda forjada por la campaña de Lula se reflejará en sus políticas durante los próximos cuatro años, que aún dejarán espacio para combatir la pobreza y aumentar las inversiones públicas.

(Reporte de Bernardo Caram; Escrito por Marcela Ayres; Editado en Español por Ricardo Figueroa, Reuters)