El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, regresó este domingo desde San Pablo a Brasilia, pocas horas después que miles de activistas bolsonaristas radicalizados tomaran los edificios de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

En el momento del asalto a los edificios federales, el mandatario, que asumió una semana atrás, se encontraba en Araraquara, una localidad cercana a la ciudad de San Pablo, afectada por fuertes inundaciones.

Justamente desde esa localidad, Lula emitió un decreto en el que determinó la intervención federal del la gobernación de Brasilia hasta el 31 de enero para reestablecer la seguridad.

Implica que la seguridad quedó a cargo de fuerzas federales y de un interventor federal.

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"Quien cuidará la seguridad de los edificios federales, serán las fuerzas federales, por incompetencia" de los que estaban encargados, expresó en un Twitter, mientras que criticó al gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, al sugerir que tendría que tener conocimiento de los movimientos de los manifestantes: "No acepto sus disculpas", dijo.

Asimismo, el mandatario llamó "vándalos" a los que irrumpieron en los edificios federales, los acusó de atacar a la democracia y aseguró que a los responsables y "financistas" las va a caer "todo el peso de la ley".